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La muerte de un adolescente de 17 años a manos de la Policía francesa en el distrito de Nanterre, en la periferia de París, ha despertado una ola de indignación entre la población del país galo. Hay tensión y temor ante una posible espiral de violencia después de lo sucedido.
El Ejecutivo de Emmanuel Macron intenta evitarlo por medio de una doble estrategia: multiplica los mensajes en medios de comunicación, con llamamientos a la calma, y desplegará esta noche 20.000 gendarmes para velar por la seguridad. No obstante, se prevé que se registren enfrentamientos.
Más de una decena de personas han sido detenidas en actos de protesta por la muerte del joven. Se espera una fuerte vigilancia en Nanterre y otras ciudades dormitorio de París. Todos los medios de comunicación locales se preguntan si Francia será capaz de lograr contener toda esta ola de descontento.
En muy poco tiempo, tan pronto como circularon las imágenes, unos usaban los fuegos artificiales como si fueran armas. Esto ocurrió tanto en Nanterre, donde murió el adolescente, como en otros municipios de la periferia.
Otros prendían fuego a contenedores y coches. Y ardía un edificio municipal. Varias decenas de jovenes fueron detenidos después de enfrentarse a la policía y quemar 40 coches. "Me duele mi Francia", ha destacado el futbolista del Paris Saint-Germain Kylian Mbappé en las redes sociales.
Otros denunciaban que después de la muerte había mentido el autor, su compañero y sus jefes. Solo las imágenes grabadas con los teléfonos habían desmontado la versión oficial. El año pasado 13 personas murieron en Francia por negarse a parar en un control de la policía.