Jay Bloom hay vuelto a nacer. Este multimillonario norteamericano con residencia en Las Vegas estuvo a punto de ser uno de los pasajeros del sumergible Titán que implosionó cuando se sumergía para ver los restos del Titanic en el Atlántico norte. La tragedia le ha costado la vida a cinco personas, entre ellos el responsable de OceanGate, la empresa propietario del submarino. Bloom fue tentado por Stockton Rush que le llegó a ofrecer un descuento en billete desde los 250.000 dólares que pagaron los fallecidos hasta los 100.000 que finalmente rechazó porque no se creyó que sumergirse en el Titán fuese "más seguro que cruzar la calle".
Ha sido el propio Jay Bloom el que ha compartido esta información a través de un mensaje en las redes sociales donde también ha colgado los mensajes de WhatsApp con Stockton Rush, propietario de Ocean Gate donde le anima a cerrar el acuerdo rebajándole 150.000 euros en el precio del billete.
Joy, dejó claro desde un primer momento su desconfianza ante la seguridad del sumergible Titán, un aspecto que Rush intentó desmontar asegurándole que "era más seguro que cruzar la calle".
Los argumentos del empresario no convencieron a este millonario de Las Vegas por lo que Rush intentó ampliar esta convicción de seguridad adoptando otra estrategia más realista llegándole a asegurar que "si bien obviamente existe un riesgo, es mucho más seguro que volar en un helicóptero o incluso bucear".
El rechazo de Bloom y su hijo para montarse en el Titán tuvo una carambola trágica para otro padre y su hijo. Según ha informado Daily Mirror, los asientos que rechazó el magnate norteamericano fueron ocupados por Shahzada Dawood y su hijo de 19 años, Suleman Dawood, dos de los otros tres pasajeros que perdieron la vida en esta aventura a los restos del Titanic