Un niño de once años ha muerto este domingo cuando viajaba en un avión desde Estambul con destino Nueva York. En muchas ocasiones, los aviones se ven obligados a realizar aterrizajes de emergencia debido a problemas técnicos o a percances inesperados, pero en esta ocasión la aeronave, perteneciente a la compañía Turkish Airlines, tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia después de que el menor cayera enfermo a mitad de trayecto. El pequeño, de nacionalidad estadounidense, comenzó a sentirse mal poco después de que despegara el avión.

El menor fue atendido tanto por la tripulación como por un médico que se encontraba en el avión.

El joven de once años, que padecía problemas de salud previos, comenzó a sentirse indispuesto poco después de que la aeronave despegara a las 08:56 horas. En cierto punto durante el vuelo, el menor perdió el conocimiento y fue atendido por la tripulación. Posteriormente y después de que la aerolínea tomara la decisión de realizar un aterrizaje de emergencia en el Aeropuerto Internacional Ferenc Liszt de Budapest entorno a las 10:30 horas, un médico que volaba en el mismo avión que el pequeño, le realizó una maniobra de reanimación sin éxito. Una vez aterrizó en Budapest, el menor falleció. "El Servicio Médico del Aeropuerto (AMS), el servicio médico que opera en el Aeropuerto Internacional Ferenc Liszt, fue alertado de la aeronave y continuó resucitando al niño", dijo un portavoz del aeropuerto.

El niño y su familia desembarcaron del aparato y fueron trasladados en una ambulancia a un centro médico. "A pesar de la intervención rápida y profesional, desafortunadamente, su vida no pudo ser salvada. El avión continuó su viaje a su destino original"., señala la agencia húngara MTI.  Las autoridades aún no han anunciado la causa de la muerte del niño, según informa 20 minutos.

En este caso, la muerte del menor no se determinó hasta que fue atendido en el hospital de emergencia, pero se han dado casos en los que un pasajero muere en mitad de un vuelo, en cuyo caso, la tripulación debe seguir un procedimiento específico. Las decisiones siempre las tomarán el comandante del avión y las autoridades aeroportuarias, pero estas dependen de varios factores: la distancia restante para llegar al destino y el aparente motivo de la muerte del pasajero.

En el caso de que se decida que el vuelo continúe, las aerolíneas suelen tener definidos unos protocolos de actuación. Así, habitualmente, los tripulantes de cabina trasladan el cuerpo a la zona del avión menos masificada, le abrochan el cinturón y le tapan, para evitar que el fallecido sea visto por el resto de viajeros. Por otro lado, el cuerpo no podrá salir del avión hasta que un médico del servicio de Sanidad Aeroportuaria acuda a la aeronave y certifique el fallecimiento. Dependiendo de la causa de la muerte, el avión podrá quedar en cuarentena y las autoridades podrían impedir a los demás pasajeros abandonar el avión.

En el caso de que el comandante enferme de gravedad o fallezca, el copiloto asumirá sus funciones. Si este también enfermara, un tcp (tripulante de cabina) podría asumir el control de la aeronave y hacerla aterrizar. El personal de vuelo es formado para aterrizar una aeronave en caso de emergencia. A pesar de ello, es muy difícil que el piloto y el copiloto enfermen a la vez, pues comen comidas diferentes para que en todo caso uno de ellos pueda manejar la aeronave.