Manuel Ranoque, el padre de los cuatro niños rescatados con vida en la selva de Colombia, y que se recuperan en el Hospital Militar Central de Bogotá, ha asegurado, tras conversar con su hija mayor, Lesly Mukutuy, de 13 años, que "la madre estuvo viva cuatro días" tras el accidente aéreo y que, minutos antes de morir, les pidió que se fueran y caminaran. En el siniestro también falleció el piloto de la avioneta.
Ranoque, según informa el medio local Noticias Caracol, admite que no ha sido "fácil preguntarles porque son 40 días que no han comido bien y que no han podido dormir bien". El progenitor confía en que los niños se recuperen bien después de la angustiosa experiencia por la que han pasado. Se espera que estén ingresados entre dos y tres semanas más. De momento, presentan una grave desnutrición y picaduras de mosquitos.
El padre insiste en que Dios "me los tiene para grandes cosas", razón por la que ha rechazado que permitan el ingreso de personas al centro hospitalario. El objetivo, principalmente, es protegerlos y que no sean fotografiados.
Ranoque también ha hecho un llamamiento al presidente del país, Gustavo Petro, para que "recompense a todas las personas que participaron en la búsqueda" de los niños. Subraya que "hay compañeros pidiéndome plata (dinero) diciéndome que yo soy el padre y que todos los recursos están en mis manos, cuando yo no tengo ni siquiera para brindarles un tinto (café solo)". Y denuncia que está amenazado por las FARC.
La búsqueda fue difícil por la espesa vegetación de la zona, con árboles que llegan a los 40 metros de altura, la presencia de jaguares y serpientes y la lluvia permanente que impide escuchar posibles llamados de auxilio.
El militar a cargo del rescate, general Pedro Sánchez, detalló que fueron indígenas quienes dieron con el paradero de los menores. Asimismo, el general había dicho en las últimas semanas que los menores estaban vivos y cerca de los militares, aunque admitió que su travesía era "inverosímil". Finalmente, encontraron a los pequeños, de 13, 9, 4 y un año, a tan solo cinco kilómetros del sitio donde cayó la avioneta.
La noticia de los niños perdidos dio la vuelta al mundo, con vídeos y fotografías del Ejército colombiano sobre el día a día de las operaciones de búsqueda en los que encontraron refugios improvisados con ramas, tijeras, zapatos, ropa, un biberón, frutas mordidas y huellas.