No solo temen a las inundaciones tras el ataque sobre la presa de Kajovka, también viven bajo las bombas. Los ucranianos ya pueden temer al cielo y la tierra en su evacuación. Varias mujeres están a punto de ser entrevistados por la BBC cuando comienza un bombardeo en Jersón, una de las ciudades afectadas por las inundaciones y tienen que ponerse a salvo, como pueden.
El gobernador de Jersón, Alexander Prokudin, ha cifrado ya en 1.700 las personas que han tenido que ser evacuadas por las inundaciones que se han producido como consecuencia del ataque sobre la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka, mientras las tropas rusas continúan bombardeando la región.
El ministro del Interior ucraniano, Igor Klimenko, ha detallado que son ya 29 las localidades que se encuentran totalmente anegadas, diez de ellas bajo control ruso. "Haremos todo lo posible para que nuestra gente sienta que podemos y les ayudaremos", ha enfatizado, según recoge la agencia Unian. Klimenko ha informado de que han desplegado a cerca de 1.600 rescatistas, además de otras 300 unidades especiales. "Si es necesario aumentaremos los efectivos", ha señalado el titular de Interior.
Además de los medios desplegados por las autoridades, las ONG ya se encuentran sobre el terreno. Médicos sin Fronteras (MSF) ha informado de que está brindando atención médica y psicológica a las personas evacuadas y reubicadas a las afueras de la ciudad de Jersón, además de estar distribuyendo equipos de higiene. "El ataque a la presa de Kajovka es inaceptable. Aún desconocemos el alcance de las necesidades humanitarias. Las autoridades, las ONG y el voluntariado están evacuando a las personas de las zonas afectadas", ha escrito MSF en su perfil de la red social Twitter.
Por su parte, la ONG World Vision ha alertado de que las consecuencias de este ataque vienen a acrecentar una situación humanitaria ya de por sí depauperada, en la que son ya 18 las millones de personas que necesitan asistencia urgente, entre ellas 5,4 millones de desplazados internos.
El director de World Vision para Ucrania, Chris Palusky, ha advertido de que son "alrededor de 16 millones de personas" las que corren peligro tras la destrucción de la presa de Kajovka y ha pedido a la comunidad internacional que actúe de manera colectiva para poner fin a la guerra y salvar vidas. "Este implacable sufrimiento es inaceptable", ha expresado Palusky, quien ha enfatizado en el impacto que este conflicto está teniendo sobre los más pequeños. World Vision, ha dicho, está "trabajando estrechamente" con Naciones Unidas y sus socios locales para valorar las necesidades y prestar ayuda a los desplazados.