El derrumbe de la presa de Nova Kajovka en Jersón tiene consecuencias para la vida de los ciudadanos, como también la interminable guerra. Ha provocado nada menos que una ola tsunami que engulle pueblos a su paso y la crecida no cesa. Para que hacerse una idea, ni el embalse más grande de España, el de La Serena, en Badajoz, con una capacidad de 3 3.000 hectómetros cúbicos, el tercero más grande de Europa Occidental, se asemeja al ucraniano. El de Kajovka, con 18.000 hectómetros cúbicos es seis veces más grande que la presa extremeña. Tiene 240 kilómetros de cola, como de Sevilla a Granada, lo que hace que sea mucho más difícil contener la fuga Unos 20.000 civiles se encuentran en esta zona crítica cerca de Jerson.
En el lado oriental, bajo ocupación rusa, la central hidroeléctrica ha quedado destruida y sumergida bajo el agua, según la empresa estatal ucraniana. En Jersón, a 60 kilómetros de la presa, las autoridades militares han ordenado la evacuación inmediata de 16.000 personas.
La destrucción de la presa de Nova Kajovka libera de manera incontrolada miles de metros cúbicos de agua exponiendo a los civiles a un evento de consecuencias catastróficas. Decenas de pueblos en ambas orillas ya no son habitables. El suministro de agua que llega a la península de Crimea está comprometido.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha negado cualquier implicación de Rusia en el ataque contra la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka, en la región de Jersón, y ha declarado que se trata de un "claro" y "deliberado" sabotaje llevado a cabo por Ucrania. "Podemos afirmar inequívocamente que estamos hablando de un sabotaje deliberado por parte de Ucrania, que fue planeado y llevado a cabo por órdenes del régimen de Kiev", ha enfatizado este martes Peskov, según recoge la agencia Interfax.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha responsabilizado a las tropas rusas de destruir con explosivos la presa de Nueva Kajovka, en la región de Jersón, y ha advertido de que unas 80 localidades están ya "bajo el agua" por el que ha descrito como "el mayor desastre medioambiental provocado por Europa en décadas".
Zelenski ha participado de forma telemática en una reunión de líderes de los países de Europa del Este, ante los que ha vuelto a señalar a los "terroristas rusos" de la destrucción de una planta que las fuerzas leales a Moscú llevaban más de un año controlando. "Es físicamente imposible volarla de esta manera desde el exterior, mediante bombardeos. Se colocaron minas", ha dicho el mandatario ucraniano, que ha descartado también la hipótesis del accidente o la negligencia. "Fue una explosión deliberada. Sabían exactamente lo que estaban haciendo", ha recalcado.
Unas 100.000 personas vivían en la zona en riesgo antes de la invasión rusa y Zelenski teme que "decenas de miles" estén ahora en peligro. Su Gobierno ha iniciado labores de evacuación ante las "consecuencias iniciales" de este incidente.
Las reservas de agua suponían también una fuente vital para el suministro de agua potable, así como para la producción agrícola y ganaderas, a lo que se sumarían también las consecuencias de índole medioambiental. Kiev ya ha confirmado el vertido de 150 toneladas de aceite de motor. "Rusia ha detonado una bomba de destrucción medioambiental masiva. Es un verdadero ecocidio", ha proclamado Zelenski, que ve en la derrota final de las fuerzas rusas "la contribución más significativa" que puede hacerse para la seguridad no sólo de la región sino de "todo el mundo".
La Unión Europea ha acusado este martes a Rusia de llevar la agresión contra Ucrania a "un nivel sin precedentes" y cometer un crimen de guerra con la destrucción de la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka, en el río Dniéper, que amenaza con inundar la región ucraniana de Jersón.
"Conmocionados por el ataque sin precedentes a la presa de Kajovka. La destrucción de infraestructuras civiles constituye claramente un crimen de guerra y exigiremos responsabilidades a Rusia y a sus aliados", ha señalado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en un mensaje en redes sociales.
El ex primer ministro belga ha tenido palabras de apoyo para los ucranianos afectados por esta catástrofe, ante la inminente inundación de numerosas localidades tras la destrucción de la infraestructura, y ha avanzado que la reunión de líderes europeos de finales de mes en Bruselas tratará la crisis y propondrá ayudas para las víctimas.
En un comunicado, el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ha asegurado que la agresión rusa contra infraestructura civil ucraniana alcanza "un nivel sin precedentes" con la voladura de la presa. "La Unión Europea condena este ataque en los términos más enérgicos posibles. Representa una nueva dimensión de las atrocidades rusas y puede constituir una violación del Derecho internacional, en particular del Derecho internacional humanitario", ha recogido la nota de la diplomacia comunitaria.
La UE recuerda que el flujo de agua tras la destrucción de la presa pone en riesgo las vidas de cientos de miles de civiles en 80 localidades en la región de Jersón, incluyendo la ciudad del mismo nombre y empeora la situación humanitaria en estas áreas. A este efecto, ha activado el Mecanismo de Protección Civil para organizar la ayuda de emergencia que puedan suministrar los Veintisiete. "Estamos preparados para atender cualquier necesidad inmediata, incluidos alimentos y agua potable", ha subrayado el comunicado.
Respecto a la situación de la central nuclear de Zaporiyia, el Alto Representante señala que el nivel de agua afecta a la refrigeración de los reactores, por lo que el ataque contra la presa de Kajovka es un acto más de "juego nuclear" de Rusia que responde a su actitud "irresponsable" e "inaceptable".
"Con este acto desesperado, Rusia continúa su temerario juego nuclear poniendo en riesgo el correcto funcionamiento de los sistemas de seguridad de la central nuclear de Zaporiyia", afirma el comunicado que recuerda que Moscú contraviene las resoluciones de la Organismo Internacional de Energía Atómica.
Por el momento el organismo ha indicado que la central nuclear no se encuentra en "riesgo inmediato de seguridad", pese a que la autoridad nuclear ucraniana ha avisado de que "podrían tener consecuencias negativas" en la planta controlada por Rusia. Ya en el mes de octubre, Ucrania avisó de las consecuencias devastadoras en toda la región de Jersón ante posibles ataques a la central hidroeléctrica y la presa de Kajovka.
A la condena se han sumado distintos Estados miembros que se han solidarizado con la población local en Jersón ante las crisis humanitaria que desencadena la central hidroeléctrica de Kajovka.
La primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, ha denunciado el episodio que atribuye a acciones terroristas rusas. "Ha convertido el agua en un arma. Es un crimen de guerra que afecta a innumerables civiles y provoca un ecocidio y destrucción masiva", ha recalcado.
Mientras, el presidente lituano, Gitanas Nauseda, ha criticado el ataque "sin precedentes" contra una infraestructura civil ucraniana y ha señalado que Rusia debe rendir cuentas por un crimen de guerra que amenaza la vida de miles de personas.
De su lado, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha condenado la destrucción de la presa de Kajovka y ha censurado que va en contra del Derecho Internacional Humanitario.
Ucrania y Rusia se han acusado mutuamente de la destrucción de la presa de la central hidroeléctrica, con mensajes del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, atribuyendo este ataque al comportamiento "terroristas" de Moscú.
Durante la madrugada de este martes, el Mando Sur de las Fuerzas Armadas de Ucrania ha informado de la destrucción de la infraestructura por parte de Rusia y ha indicado que está investigando la magnitud del daño, así como la velocidad y la cantidad de agua que afectarían a las zonas probables de inundación.