El 5 de abril un oso atacó y mató a un joven que corría por el monte, Andrea Papi, de 26 años en Trentino, en el norte de Italia, en los Alpes, en la frontera con Austria. Se supuso desde el primer momento, cuando se encontró al joven, que había sido atacado por un oso porque la presencia de este animal en esa zona ya generaba una preocupación generalizada, dado que son muy susceptibles ante el olor y el contacto con los humanos y muy sensibles a ser sorprendidos por el hombre. Más allá de la conmoción generalizada por la muerte de este joven, que fue encontrado con grandes heridas en todo el cuerpo y con arañazos que determinan que intentó hasta el final protegerse, aunque le fue imposible luchar contra la fuerza del animal, se abrió un debate enorme. El presidente de la provincia autónoma de Trento, Maurizio Fugatti, emitió una orden de busca y captura y posterior ejecución del oso.
Dos meses después el Tribunal Administrativo Regional ha aplazado ya varias veces la ejecución. La última este viernes 26 de mayo donde ha postergado la decisión hasta el 27 de junio. Las asociaciones animalistas que habían pedido parar la orden de sacrificar al oso celebran esta victoria y esperan que se mantenga en el futuro. De hecho dichas asociaciones han llevado a cabo manifestaciones durante estas semanas para pedir clemencia por el animal. El TAR explica que “la medida de la muerte del animal se pide dada la supuesta peligrosidad, pero tal afirmación no encuentra una explicación ya que no se han dado las verificaciones necesarias”. En su decisión apresura además a las asociaciones y el Gobierno la puesta en marcha de un plan concreto para trasladar al animal, como alternativa a su muerte, como ya se hizo con otro ejemplar en el pasado Dd3, llevado a Alemania, o el oso M57 a Hungría.
Pero esta situación ha generado un gran debate en el país: una parte considera, como apuntan las asociaciones, que es una medida innecesaria, también el divulgador científico Mario Tozzi en un artículo reciente en La Stampa hablaba de la decisión de la eutanasia para el animal como una venganza sin sentido en la que el hombre, decía, "se siente padrón del mundo". La otra, como decretó el presidente de la región italiana, Maurizio Fugatti, pide que se termine con el animal porque ya supuso y puede suponer en un futuro un gran peligro. La familia del joven Andrea Papi, en una entrevista al diario la Repubblica dijo “la vida de la osa Jj4 no va a devolvernos a nuestro hijo. Es muy cómodo intentar cerrar esta tragedia eliminando al animal”. Piden, además, justicia para concretar las responsabilidades políticas y de las instituciones que no han garantizado la seguridad de los montes de la zona durante estos años.
La osa, que llaman Jj4, fue capturada e identificada pocos días después del suceso gracias a los análisis genéticos de la Fiscalía de Trento. El tipo de captura fue a través de una trampa en la que se coloca fruta y que atrae al animal. En esa misma trampa cayeron 2 crías de oso de esta propia madre que han sido dejadas en libertad tras haber determinado que tienen completa autonomía. Ahora, dicen desde la autoridad forestal que gestiona el caso, está en buenas manos en una estructura de acogida en el área de Casteller, pero está monitorizada ya que es muy agresiva.
Le preguntamos a Alessandro De Guelmi, veterinario especializado de la zona que ha participado durante cinco años en capturas de este tipo, cuál es la verdadera problemática para gestionar este tipo de especies. Tras el dramático accidente de finales de abril la Fiscalía de Trento le pidió realizar la autopsia del cuerpo del joven, motivo por el cuál mantiene una completa confidencialidad sobre ataque en concreto. En cuanto a la presencia de estos osos para De Guelmi la parte fundamental es la investigación y la información a los ciudadanos, que son la base para una convivencia pacífica entre el animal y los vecinos. El Trentino, explica, es la zona del mundo con más densidad poblacional en la que vive una consolidada población de esos. “Durante estos años la política ha abandonado la investigación y las diversas actividades de estudio, confrontación y formación para los vecinos se han reducido o eliminado. Retengo, como experto, que en una zona como esta donde se sabe que hay una importante comunidad activa de osos no se pueda perder ni un solo momento en trabajar en la prevención para garantizar una convivencia, y eso no se ha querido hacer”, dice con claridad.
El veterinario dice que ha convivido y aún lo hace con la presencia de osos en su pequeño municipio de 200 habitantes en esa zona norte de montaña pero que, cuando el peligro se ha demostrado, como es el caso de este ejemplar Jj4 hay que actuar con diligencia para evitar que suceda de nuevo. “El gran error es haberlo encerrado durante todo este tiempo, hay que saber investigar, preparar a la población y generar el mejor ambiente posible, pero también estar capacitados para tomar la decisión de sacrificar a un animal que, en este caso, no es la primera vez que genera situaciones de peligro”, dice. Paradójicamente, añade, la política ahora quiere eliminar a la osa para defender la causa de la protección de la población, “pero la protección la han podido hacer todo este tiempo y no la han hecho”.
Añade que se ha confrontado en más de una ocasión con las instituciones competentes para poder ser útil con una serie de contenido preparado por él mismo y que puede ser fundamental para la gente que frecuenta la montaña. “Cuando uno está en la montaña basta hacer algunos ruidos, si sospechamos que pueda haber un oso, para que este pueda prevenir y alejarse. Los osos odian que se les coja por sorpresa y eso puede generar una situación de peligro. Si nos encontramos de frente a ellos hay que actuar con serenidad, no gritar, ni atacar, ni tirar piedras, sino intentar salir del campo visivo del oso lentamente y, sobre todo, nunca ponernos en competición con él porque son animales no solo muy fuertes, también muy inteligentes”, explica.
Los problemas de esta especie de oso
Esta osa es descendiente de Joze, un ejemplar que fue capturado en Eslovenia y liberado en el Parque Natural Adamello Brenta como parte de un proyecto que trató de repoblar con osos los Alpes italianos, hace 25 años. En 1999 el proyecto Life Ursus en Italia comenzó con la introducción de tres osos machos y seis hembras en los bosques de Trento, con la intención de reconstruir la población a 40-60 osos en unas pocas décadas. Pero el proyecto ha funcionado demasiado bien y la población se ha recuperado a más de 100 osos identificados, que se encuentran cada vez más con la población humana en zonas donde no se ha trabajado la prevención. El propio ministro de Ambiente Pichetto Fratin ha dicho que afronta ya este tema y la localización de estos animales que no son autóctonos y que ya han creado problemas en otras ocasiones.