Rajesh Vishwas, funcionario del Gobierno indio e inspector de alimentación, se encontraba haciéndose una 'selfie' en el embalse de Kherakatta, en el estado de Chhattisgarh, cuando se le cayó el móvil al agua. Por otra parte, el pasado verano, un político indio bebió agua de un río "sagrado" para demostrar que era potable y acabó ingresado en el hospital.
Alegando que el teléfono contenía información confidencial, Vishwas hizo que dos submarinistas se zambulleran con el fin de encontrarlo, pero no tuvieron éxito. Lejos de rendirse, apostó por la idea más surrealista posible: vaciar el embalse. Todo, por recuperar su 'smartphone' Samsung valorado en unos 1.100 euros.
En tres días, y con la ayuda de una bomba de gasóleo, los trabajadores extrajeron dos millones de litros de agua. Una cantidad que, según los informes, permitiría regar hasta 600 hectáreas de terreno de cultivos.
A Vishwas, de 32 años, la jugada, podemos decir, no le salió del todo bien. Y es que, aunque al fin pudo tener el teléfono entre sus manos, éste ya estaba completamente estropeado. Además, el funcionario fue suspendido de su cargo.
El protagonista de esta historia ha explicado que tenía permiso de otro funcionario para drenar "un poco de agua a un canal próximo" puesto que esto también "beneficiaría a los agricultores, ya que tendrían más agua".
El proceso en el pantano fue detenido por un dirigente que acusó a Vishwas de malgastar agua durante la temporada de calor y de abusar de su posición. Las autoridades del país asiático han abierto una investigación para determinar el alcance de los hechos.