Ya van 19 días de búsqueda sobre los cuatro hermanos que han desaparecido en la selva colombiana tras un accidente aéreo. Aunque todos se temían que hubiese ocurrido lo peor, como pasó en Nepal, las esperanzas han vuelto a aumentar tras encontrar unas “huellas frescas” en una zona frondosa de Caquetá.
Los militares han localizado, cerca de un riachuelo, lo que podrían ser huellas de pies infantiles descalzos además de restos de maracuyá que podrían indicar que los niños están alimentándose de fruta para subsistir. El Ejército ha declarado que “esta pista les llena de energía”.
Después de reinar la tristeza y el desamparo por la desaparición de los cuatro niños, Gustavo Petro afirmó que los pequeños habían sido localizados y se encontraban a salvo. En un momento donde aún no había indicios de que estuviesen vivos, el presidente tuvo que retractarse y “lamentó” haber dado una información errónea. También ha tenido que responder la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar por avisar al jefe del Gobierno por el falso hallazgo.
En las declaraciones del presidente de Colombia se aseguraba que los hermanos se encontraban en buena salud, con rasguños y que permanecían al cuidado de unos indígenas en la selva. Ahora la responsable tan solo ha querido resaltar que el rastreo “continúa” y no ha querido dar información sobre el error que se ha cometido. «Ya quisiéramos saber dónde están los niños. Por eso estamos en operación de búsqueda. Lo que estamos haciendo es no desestimar ninguna información. Ese es nuestro deber», ha explicado la directora.
Un centenar de militares y decenas de indígenas están intentando encontrar a los pequeños. Tormentas, muros de vegetación, árboles de cuarenta metros de altura y una fauna salvaje es a lo que se están enfrentando tanto el dispositivo de búsqueda como los niños.
Para la búsqueda se ha decidido utilizar altavoces, megáfonos, hogueras y bengalas para conseguir que los tres pequeños y el bebé de 11 meses puedan orientarse. Los soldados han llegado a manejar la hipótesis de que algún nativo hubiese encontrado a los niños y los hubiese llevado a alguna cabaña cercana. Pero no existen indicios de que ningún adulto esté en la selva.
También existe la teoría de que han podido sobrevivir gracias a los conocimientos que tienen sobre la selva. Esto se debería a que su familia pertenece a una comunidad indígena, llamada los muinane, que se dedica a las actividades agrícolas en el sur del país. Esta etnia pertenece a la población huitoto que significa ‘hombre de la desembocadura del río’. Consta de 547 habitantes y comparten territorio con una docena de clanes que desde 1970 se han dedicado a extraer caucho hasta que empezaron con la ganadería y la agricultura.
El suceso ocurrió cuando una avioneta en la que viajaban Magdalena Mucutuy de 33 años y sus cuatro hijos (Lesly de 13 años, Soleiny de 9, Tiene Noriel de 4 y Cristin Neriman de once meses cayó en la región de Caquetá. La familia estaba sobrevolando la ruta entre Araracuara y San José del Guaviare hasta que la avioneta sufrió una avería y cayó al suelo de manera vertical después de quedarse enganchado en los árboles. Cuando los militares llegaron al siniestro descubrieron tres cadáveres (la mujer, el piloto y el copiloto) pero no había rastro de los pequeños.
La intención de la madre era reunirse con su marido, Manuel Ranoque, en San José del Guaviare para viajar a la capital donde iban a mudarse. Al parecer, el padre de los pequeños tuvo que huir de Araracuara tras ser amenazado por las FARC, por lo que se encontraba reuniendo dinero para sacar a su familia del lugar.
Prendas de vestir, un biberón, coleteros y tijeras infantiles son los objetos que se han encontrado y que consiguen mantener la esperanza. «Esto nos reconfirma la situación de que ellos se encuentran todavía con vida. Continuamos los esfuerzos y esperamos que estemos en la dirección correcta», señala Juan José López (director de Operaciones de Aeronáutica Civil).
De momento, continúan la búsqueda a través de sistemas de sonido, bengalas, aeronaves y potentes altavoces con mensajes grabados de su abuela donde les pide que “no se muevan” para facilitar el rescate.