Carlos tenía 4 años y un aire aburrido el día que Isabel, su madre, era coronada Reina de Inglaterra a sus 26 años de edad. Aquella ceremonia en 1953 duró tres horas y fue la primera retransmitida por televisión. Más breve será la de mañana, 90 minutos. Habrá menos invitados, 2.000. Y aunque el Rey Carlos III ha querido imprimir su propio sello, el peso de la tradición y de los ritos centenarios le han dejado poco margen. Sí ha marcado su personalidad en la invitación.
En perfecto estado de revisión están las vestimentas históricas: ésta conocida como supertúnica real bordada en oro, la misma usada por su madre y también el Manto Imperial estrenado por Jorge IV en 1821. Carlos será el quinto monarca en usarlo. En un majestuoso carruaje dorado, Carlos y Camila llegarán a la abadía escenario de las grandes ceremonias de la monarquía británica. Y aquí se repetirán los 5 ritos: reconocimiento, jura, unción privada , investidura, entronización y homenaje que le rendirán el Príncipe Guillermo y el arzobispo de Canterbury.
El libro real establece el orden en el que deben llevarse las vestiduras sagradas. Tradicionalmente, se confeccionan nuevas prendas para cada coronación, salvo la Supertúnica y la Colobium Sondinis. Se espera que Carlos llegue a Westminster con la túnica de Estado sobre su uniforme militar de gala y sin el gorro de terciopelo y armiño de sus antepasados. Y después se desprende sus símbolos y use la Túnica de Sábana Santa para recibir la unción.
Camila Reina, después, recibirá su corona de Consorte. Con el Dios salve al Rey y el saludo desde este balcón de palacio, los reyes pondrán el broche a un día encorsetado en la tradición monárquica.