En medio de una enorme conmoción, las autoridades de Belgrado continúan investigando los hechos que rodean a la terrible masacre perpetrada por un adolescente de 13 años en una escuela del barrio de Vračar, donde ha matado a ocho niños, además de a un guardia de seguridad.
Detenido tras esconderse en el patio del centro educativo, en el que él también cursaba sus estudios, se sirvió de las armas registradas que tenía su padre para llevar a cabo el macabro tiroteo.
Quienes le conocen dicen de él que siempre había sido un estudiante modélico de notas sobresalientes. Sus compañeros, como recoge el medio serbio Blic, de hecho le apodaban ‘nerd’. Era el “empollón” de la clase, y hasta el momento siempre se había comportado con aparente normalidad, como refieren sus compañeros de la escuela ‘Vladislav Ribnikar’, donde se contextualizan los hechos.
Esta mañana, a aproximadamente las 8:00 horas, todo cambió. Al parecer, habría sido precisamente la mala calificación obtenida en el último examen de historia la que habría detonado su enfado y su venganza; un extremo que se investiga. En el instante en que se presentaba en el centro armado para a continuación abrir fuego indiscriminadamente, primero acabó con la vida del guardia de seguridad. Después, según refieren medios locales, apuntó directamente a la cabeza de una niña, disparando después a otra más. En total, mataría a ocho estudiantes, según han confirmado las autoridades, que además han indicado que hay además otros seis niños heridos, varios de ellos muy graves, además de la profesora de historia, a la que provocó una herida en el cuello.
“Escuché los disparos e inmediatamente algunos estudiantes salieron al pasillo para ver qué pasaba. Al principio pensé que algo se escuchaba fuera. Todos comenzaron a gritar, hubo pánico general, todos comenzaron a correr. Cuando salí, lo vi, vino y nos apuntó con un arma a todos”, ha contado a Blic entre lágrimas uno de los estudiantes que ha sido testigo de los hechos.
Otro de ellos, por su parte, en unas declaraciones sobrecogedoras asegura que tuvo suerte de salir con vida: “Me tumbé junto a mi amigo muerto y fingí que yo también lo estaba. Así fue como me salvé”, ha dicho al citado medio.
Identificado por las autoridades por las siglas de K.K, el adolescente, detenido por el tiroteo parecía tener todo planificado. Según refieren medios locales, había cogido dos armas que le había quitado a su padre, una de ellas de calibre 9 mm, pero además llevaba botellas con líquido inflamable en su interior.
En ese sentido, se cree que pretendía atacar también con cócteles molotov además de abrir fuego indiscriminadamente contra quienes eran sus compañeros.
Al parecer, según han expresado otros estudiantes, K.K. había acudido el día anterior con otros alumnos a una fiesta de cumpleaños, donde se había comportado con aparente normalidad.
Nacido en 2009, como informa el medio serbio ‘Novosti’, es hijo de Vladimir Kecmanović un reconocido médico, especializado en radiología y muy querido por quienes le conocen y han trabajado con él. Por eso hoy, sobrecogidos y sorprendidos, no pueden explicarse lo ocurrido.
Conmocionados tras la tragedia y el pánico vivido, padres, alumnos, profesores se han manifestado en estado de shock. También miembros de las autoridades, como la ministra de Sanidad, quien apenas podía hablar, con voz temblorosa, a la hora de referirse a las víctimas y los niños que permanecen graves en el hospital, como el caso de una niña herida de bala que permanece en estado crítico.
Tras lo sucedido, el ministro de Educación, por su parte, Marko Ružić, ha anunciado que se han declarado tres días de luto, que durarán del 5 al 7 de mayo.
Por su parte, las clases han sido canceladas en todo Belgrado durante esta tarde, mientras mañana comenzarán con un minuto de silencio.