Al menos 34 personas han desaparecido tras un naufragio ocurrido en las costas de Túnez el pasado viernes. De los tripulantes del barco, todos ello migrantes, las autoridades han conseguido rescatar a cuatro, según un portavoz del tribunal de Sfax, en la costa este de Túnez, cerca de Malta. Convirtiéndose nuevamente en un fatal desenlace para las cientos de personas que se juegan la vida a diario para cruzar el Mediterráneo. Para evitar más muertes en el mar, el medallista olímpico Eduardo Blasco, ha dejado apartada su carrera profesional para lanzarse a aguas internacionales en el rescate de migrantes.
Los migrantes, que provenían todos de distintos países subsaharianos, se dirigían a las costas de Italia, según ha publicado la agencia italiana ANSA. Los intentos de entrada a Europa por Italia han aumentado exponencialmente en los últimos años, convirtiéndose en una de las rutas más frecuentadas por los migrantes africanos para conseguir llegar a suelo europeo. Hace tan solo unos días, los guardacostas italianos salvaron a más de 1.200 personas de morir ahogadas en sus costas.
El mar Mediterráneo es una de las rutas migratorias más utilizadas por los migrantes para llegar a Europa. Esta se caracteriza por el uso de balsas y embarcaciones precarias. La gran mayoría de los que utilizan esta ruta proceden de país subdesarrollados como Libia, Túnez y Egipto, que se juegan la vida para encontrar un futuro mejor. Estas rutas concluyen mayoritariamente en Italia, Grecia y España. En lo que llevamos de año en 2023 ya han muerto o desaparecido 469 migrantes en el Mediterráneo, de los que 54 son niños, según datos del Proyecto Migrantes Desaparecidos. Además, la organización ha contabilizado 26.227 migrantes desaparecidos en el Mediterráneo desde 2014, de los que 20.658 son personas que viajaban utilizando la ruta central mediterránea.
El número de migrantes que intentaba acceder a suelo español de forma ilegal ha aumentado en los últimos años, sobre todo según el país se iba recuperando de la crisis financiera de 2008. Tan solo en 2019 se registraron más de 170.000 llegadas de migrantes ilegales.
Para controlar estas, el Gobierno española ha adoptado diferentes medidas, entre las que se encuentran la construcción y mejora de las vallas fronterizas, la colaboración con países vecinos -tanto de la Unión Europea como de África-. Con este trabajo en conjunto España busca poder controlar las llegadas de inmigrantes ilegales y los programas de repatriación. Una medidas que han sido duramente criticadas, sobre todo tras el incidente de la Valla de Melilla en el que murieron cientos de personas.