"Ayúdenme, no quiero que se muera", gritaba desesperada Marisol Cahuano, una migrante ecuatoriana de 23 años que intentó cruzar la frontera de México con Estados Unidos atravesando el río Bravo, una de las rutas más mortíferas y peligrosas para sobrepasar la frontera entre ambos países. Como la odisea que vivieron dos hermanas cubanas que huyeron de su país hacia Estados Unidos en un largo viaje por aire y tierra de 10 días.
Marisol no emprendió el viaje sola, iba acompañada de su hijo Jonathan, de 5 años, y su marido. Juntos querían partir hacia Estados Unidos en busca de una vida mejor, como otras tantas de decenas de personas que se juegan la vida a diario y encomiándole todos sus ahorros a los Coyotes, una mafias que se encargan de ayudar a la gente a cruzar la frontera, pero no siempre es así. En México, una pareja y un menor fueron secuestrados y torturados por esta banda.
Para llevar a cabo su misión, Marisol, Jonathan y su marido decidieron cruzar el río Bravo, que separa al país hispanohablante de Estados Unidos. Como alerta su nombre, es un río de grandes dimensiones con fuertes corrientes. En su intento por cruzar el río fueron arrastrados por las aguas heladas. La mujer consiguió refugiarse en un pilar, desde donde posteriormente consiguió rescatar al pequeño, pero desgraciadamente su marido fue arrastrado por la corriente río abajo y murió ahogado, como relata el joven Jonathan.
La vida del pequeño estuvo a punto de acabar con el mismo final que su progenitor. Este lo llevaba encaramado para ayudarle a cruzar, pero ambos se hundieron en las profundidades del río Bravo. Afortunadamente, Marisol consiguió rescatarlo, pero el pequeño estaba inconsciente. Entre gritos de auxilio, comenzó a reanimarle sobre una piedra en medio del río. Unas maniobras que consiguieron traerlo de nuevo a la vida.
Poco después, los servicios del Instituto de Migración de México (INM) rescataron a los dos supervivientes con claros signos de hipotermia. Ahora, madre e hijo se recuperan en un albergue local de Coahuila de los daños físicos, pero también de los mentales. Mientras, la búsqueda del progenitor continúa en las inmediaciones del río Bravo, tanto por agua como por tierra. Según datos del Instituto de Migración, en 2022 rescató 83 cuerpos de migrantes de esta ruta de migración con Estados Unidos.