Los Bodi son una tribu seminómada que reside en el valle bajo del Omo, una zona de Etiopía que fue declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad en el año 1980. A diferencia de otras 50 comunidades que habitan dicha región africana, donde los hombres son esbeltos y fibrosos, los Bodi rinden culto a la obesidad masculina puesto que esta se entiende como un símbolo de prosperidad.
De hecho, en junio celebran un concurso para premiar al que tenga la barrida más voluminosa, lo que le permitirá convertirse durante un día en el rey del pueblo. Además, el ganador obtiene como recompensa la posibilidad de contraer matrimonio con la joven más bella de la aldea. Por otra parte, el pasado verano, murió el último superviviente de una tribu amazónica después de casi tres décadas en soledad.
Los participantes que concurren en tan singular ceremonia comienzan su preparación entre tres y seis meses antes de que se produzca la elección, tal y como explica el fotógrafo francés Eric Lafforgue a la revista de divulgación científica Quo.
Los hombres llevan a cabo una dieta hipercalórica basada en ingerir una mezcla de sangre y leche de vaca, dos alimentos que les permiten duplicar y hasta triplicar su peso corporal.
Cada participante es escogido por su propia familia. Estos deben pasar un periodo de encierro en su choza, sin poder salir. Además, tienen que atravesar durante esos meses un proceso de abstinencia sexual absoluta.
Las mujeres, por cierto, al contrario de lo que sucede con los hombres, suelen ser delgadas. Célebres por su belleza, tienen la característica de poseer rasgos finos, con grandes y expresivos ojos y de aspecto muy delicado.
Muchos médicos voluntarios que trabajan en las zonas pobres de África, según recoge 'La República', han encontrado graves problemas de salud, como altos niveles de colesterol o afecciones cardiovasculares, lo que ha hecho que intenten cambiar su cultura.
De hecho, algunos jóvenes bodi, después de la ceremonia, intentan adelgazar y buscan conseguir una buena forma física. Esto ha ocasionado que la tradición se vea modificada con el transcurso de los años.
Otro inconveniente es la construcción de la presa hidroeléctrica Gilgel Gibe III, que, básicamente, hizo que menguara el flujo del río Omo que abastecía a agricultores y ganaderos de la zona. Inaugurada en 2015, mide alrededor de 240 metros y duplicó la energía eléctrica en África.
El Gobierno etíope alquiló las áreas próximas a empresas extranjeras para construir grandes plantaciones de azúcar y algodón. La mayoría de comunidades ganaderas se vieron obligadas a migrar a otros lugares para alimentar a sus vacas con pastos adecuados, debido a que la agricultura local está atravesando tiempos difíciles.