Más de un centenar de alumnas han tenido que ser hospitalizadas después de ser envenenadas en colegios de Irán, en medio de una oleada de ataques en centros educativos femeninos en el país persa. Y es que, desde que los talibán llegaran al poder, los derechos de las mujeres se han ido reduciendo, hasta el punto que se les ha vetado el acceso a las universidades.
Las estudiantes sufrieron irritación en los ojos, mareos y dolores de cabeza. Menores que no lograban sostenerse en pie, a quienes vemos ahogándose y tomando grandes bocanadas de aire para poder respirar. Por otra parte, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha hablado por teléfono este jueves con su homólogo de Irán, Hosein Amirabdolahian, para solicitarle nuevamente la liberación de Santiago Sánchez.
El primer caso de envenenamiento se registró a finales de noviembre en la ciudad santa de Qom, localidad que ha sufrido el mayor número de casos, y en las últimas semanas se han multiplicado en varias ciudades. Desde entonces, cerca de 1.000 alumnas han sido envenenadas en unos 50 colegios.
La oleada de ataques en escuelas de niñas se produce en un momento de gran tensión en el país, que se ha visto sacudido en los últimos meses por las protestas por la muerte de la joven Mahsa Amini, quien fue detenida por no llevar bien puesto el velo islámico. Precisamente, Santiago Sánchez estaría en prisión por visitar la tumba de Amini.
Estas protestas han tenido un fuerte componente feminista, con muchas iraníes quitándose los velos, e incluso quemándolos. Sin embargo, han perdido fuerza de forma notable tras las ejecuciones de cuatro manifestantes. Por ello, en las últimas semanas, apenas hay movilizaciones en las calles.
El Ministerio de Sanidad iraní ha analizado las toxinas encontradas y las ha identificado como "gas nitrógeno". Ante la indignación y el malestar público de los padres, el Gobierno ha prometido ahora una investigación a fondo. Algo que no ha hecho en meses.
De hecho, la oposición al régimen acusa a los ayatolás de tolerar estos ataques y de no perseguirlos hasta que el número de casos se ha disparado.
Mientras tanto, las fuerzas de seguridad siguen sin encontrar pistas y dudan de si se trata de ataques deliberados o meros accidentes. "Se están haciendo grandes esfuerzos para identificar el origen de los envenenamientos de estudiantes", dijo el jefe de Policía del país, Ahmad Reza Radan, a medios iraníes. "Nadie ha sido arrestado hasta ahora y preferimos no juzgar si se trata de una cuestión deliberada", añadió.
La postura del jefe policial choca con la de otros altos cargos del país, como el viceministro de Educación, Younes Panahi, que afirmó que se trata de "ataques intencionados" para cerrar los colegios de niñas.