Desolación y búsqueda desesperada de supervivientes tras el terremoto que ha sacudido a Turquía y Siria dejando miles de muertos y heridos. Sin descanso, los equipos de rescate luchan por encontrar vida en medio de la catástrofe; por hallar una señal de esperanza entre los escombros que han quedado con la destrucción de los miles de edificios que cayeron derrumbados durante el seísmo. Cada minuto cuenta, y los rescatistas saben que las primeras 72 horas son claves para encontrar posibles supervivientes.
En condiciones muy duras, ante un escenario verdaderamente aterrador y con muy bajas temperaturas, algunos se afanan incluso en medio de la nieve para encontrar a los desaparecidos.
Durante esta jornada, las imágenes no han dejado de sucederse con rescates de todo tipo que han impulsado la lucha de los efectivos en medio del duelo. Desde niños recién nacidos hallados entre los escombros, pequeños desconsolados y sepultados entre los casquetes y los amasijos de hierro, a rescates milagrosos como el de Nour, la niña siria que ya se ha convertido en todo un símbolo de la catástrofe.
Mientras, algunos supervivientes esperan en sitios insospechados, como edificios todavía en pie pero inclinados, en claro riesgo de derrumbarse mientras de él se erigen voces clamando ayuda.
También desde los escombros llegan mensajes de móvil y gritos de socorro. En algunas ruinas es demasiado peligroso entrar, pese a las peticiones desesperadas que claman para que sigan buscando a los familiares atrapados.
Mientras el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha declarado el estado de emergencia durante tres meses, los últimos balances de víctimas apuntan a que más de 5.000 personas han muerto por el terremoto. De ellos, 3.500 en territorio turco, mientras en Siria también se cuentan por miles los fallecidos y heridos en la catástrofe.
En palabras del presidente turco, es "el mayor desastre” en el que se ha visto sumido el país “desde el terremoto de 1939", que dejó más de 30.000 muertos.
Cayendo ante la fuerza imparable del seísmo, según la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD) son más de 6.200 los edificios han quedado completamente destruidos, principalmente como consecuencia del terremoto de 7,4 que sacudió el país de madrugada y de un posterior seísmo, ya a mediodía, que alcanzó la magnitud 7,6 en la escala de Richter.
En total, se han contabilizado más de un centenar de réplicas, las cuales no hacen sino multiplicar el pánico a que la tragedia se siga extendiendo.
Mientras tanto, en Siria los hospitales en las zonas afectadas permanecen colapsados, trabajando “al máximo de su capacidad”, en palabras del Ministerio de Sanidad, que recalca que “la alerta continúa”.
Desde la región, los ‘Cascos Blancos’ que no dejan de trabajar para encontrar supervivientes, claman por recibir ayuda internacional; por obtener “apoyo material y asistencial” para "dar respuesta a este desastre y ayudar de forma urgente a las víctimas del terremoto".