El fuerte seísmo que ha dejado miles de muertos en Turquía también ha golpeado Alepo, una de las ciudades más devastadas durante la guerra en Siria.
Durante más de cuatro años las bombas y los combates destruyeron gran parte de la localidad. Hubo decenas de miles de muertos y ahora, cuando aún quedan huellas de aquella sinrazón, la naturaleza le trae otra catástrofe.
El mayor miedo de la gente son las réplicas. El padre George relataba desde la ciudad de Alepo que la catástrofe que les ha sacudido hoy ha terminado de hundir a los habitantes de la ciudad siria.
En la casa de los Maristas de Alepo se cobijan esta noche cerca de 500 personas que han perdido sus hogares por el seísmo. Los religiosos se quejan de la falta de colchones y mantas para todos.
Muchas vidas dependen también de esa falta de recursos que les impiden rescatar a aquellos que aun sobreviven bajo los escombros: “No tenemos medios para salvar a la gente”
Trabajando entre los cascotes de varias ciudades sirias han vuelto a verse los cascos blancos, esos equipos de rescate que se hicieron populares durante los años más atroces de la guerra siria, y gracias a su labor y su coraje obtuvieron el reconocimiento internacional.
También hoy han puesto a salvo heroicamente a decenas de personas, mientras otros, como el padre George se reponen del miedo para ayudar los damnificados.
El devastador sismo registrado tuvo 7,8 en la escala de Mercalli, que mide la intensidad y 7,4 en la escala Richter, que clasifica los temblores por su magnitud. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) tuvo 17,9 kilómetros de profundidad y las intensidades superiores a 5,5 llegaron a registrarse hasta un radio superior de 100 kilómetros, la distancia aproximada que separa Gaziantep y Alepo.
Apenas veinte minutos después, le siguió una réplica de 6,7 de intensidad con epicentro también cercano a Ganziatep. Cerca de mediodía, a las 13:24 horas (11:24 hora peninsular española), se registró otro terremoto de intensidad 7,5 con epicentro a 4 kilómetros de Ekinözü, también al sur de Turquía, y a 10 de profundidad. Las autoridades han reportado hasta el momento más de 2.300 fallecidos en Turquía y Siria como consecuencia de los terremotos.
La mayor parte de Turquía se encuentra ubicada sobre la placa de Anatolia, situada a su vez entre dos grandes plataformas, la euroasiática y la africana, y una tercera placa de menor tamaño, la arábiga. Esto provoca que varias fallas recorran el país, favoreciendo por tanto la posibilidad de que haya grandes temblores.