Las dos hermanas vendieron todo en Cuba para llegar a Estados Unidos y cambiar su vida. Para llegar Merlyn, de 19 años, y Melanie, de 24, con su hija de un año, volaron desde la isla a Nicaragua y de ahí atravesaron la selva centroamericana hasta llegar al Río Bravo. Recorrieron casi 7.000 kilómetros para poder abrazar a sus familiares en Florida.
Las dos hermanas, con la bebé salieron del aeropuerto principal de Nicaragua y se encontraron con muchos jóvenes, los llamados coyotes, que se encargan de llevar hasta la frontera a los inmigrantes que huyen de su realidad.
De eso viven, a la espera de quienes arriesgan su vida para entrar a Estados Unidos. Merlyn y Melanie, estudiantes de Medicina en Cuba, vendieron la casa de sus padres y metieron su vida en dos mochilas pequeñas. La bebé de un año, hija de Melanie, en los brazos de una y otra, según tenían las fuerzas .
La dos mujeres decidieron vivir la odisea de más de 6.760 kilómetros ante la difícil situación económica que atraviesa Cuba, sin comida, sin medicamentos. Decidieron correr todos los peligros y quedaron al borde de la muerte tras despeñarse por un precipicio.
Melanie y Merlyn reunieron 20.000 dólares después de vender la casa que les dejó su padre, la nevera, la televisión y también con el dinero que les enviaron amigos y familiares que ya viven en Florida.
Esa cantidad les alcanzó para pagar los vuelos a Nicaragua y a una de las redes de contrabando que les conduciría por el paso terrestre de la frontera de Estados Unidos. Después de más de 10 días de trayecto, que incluyó atravesar la selva centroamericana, de Nicaragua a Honduras hasta llegar a México, el sueño de estas dos hermanas se hizo realidad.
En la víspera de Año Nuevo, tras más de dos semanas de travesía, las hermanas vadearon el río Bravo desde Juárez hasta El Paso en la madrugada. Fueron recibidas de inmediato por agentes de la Patrulla Fronteriza, detenidas en Texas y liberadas rápidamente con 60 días de libertad condicional. En unas horas ya pudieron abrazar a su familia en Florida y llamar a su madre. ¡Estamos bien! ¡Somos libres! .