Deportistas afganas posan en burka por sus derechos frente al yugo talibán
El fotoperiodista Ebrahim Noroozi, de la agencia Associated Press, ha retratado en Kabul a mujeres con burka que reivindican su derecho a practicar el ejercicio profesional que tienen prohibido hoy en su país
Antes tenían que convivir con una sociedad conservadora, pero tenían ciertas libertades como para incluso practicar boxeo
Cerradas las puertas de la universidad, selladas también las de los gimnasios. Afganas sin derechos que protestan en un grito ahogado por el régimen de terror talibán. El mundo del deporte no queda al margen de las duras prohibiciones, ni de las amenazas si se atreven a practicarlo, aunque sea a escondidas.
Por eso estas atletas posan ante el objetivo del fotoperiodista, Ebrahim Noroozi, ocultas bajo el burka. Jóvenes promesas del ciclismo, del baloncesto, el fútbol, el cricket o el taekwondo. Campeonas y mujeres que reivindican así su derecho a practicar el ejercicio profesional que tienen prohibido en Afganistán. Ellas se quedaron, muchas otras se asilaron en otros países para asegurar sus vidas.
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Intentan seguir desarrollando sus carreras. Como la capitana de la selección afgana de baloncesto en silla de ruedas que ahora juega partidos en España.
El régimen talibán y sus efectos en la vida de la mujer
En las imágenes del fotógrafo se da un repaso por la realidad del deporte y la mujer afgana. Con imágenes que son un homenaje a mujeres que pagaron con su vida hacer deporte. Como es el caso de Mahjabin Hakimi, joven jugadora de la selección afgana de voleibol, que fue decapitada por los talibanes en octubre de 2021.
Esa es la realidad desde la llegada al poder de los talibanes en Afganistán ha paralizado la vida de las mujeres desde el verano de 2021. Antes podían practicar boxeo. Ahora, algo tan simple como montar en bicicleta está prohibido para las mujeres en Afganistán. Mucho menos practicar ciclismo de manera profesional. Con su llegada al poder, los talibanes han alejado a las mujeres de parques y gimnasios. Los deportes colectivos femeninos se han dejado de practicar. Incluso la capitana de la selección femenina de baloncesto en silla de ruedas se ha tenido que refugiar en España. Concretamente en Bilbao.