Las alarmantes cifras de contagio de coronavirus que asolan a China han provocado que el pasado viernes el Gobierno español anunciase que, desde este fin de semana, los controles volvían a los aeropuertos para los pasajeros que llegaran en vuelo directo desde el país asiático, aunque la mayoría de los recién llegados cuentan que han podido salir sin que se les hiciese prueba alguna.
Con con hora y media de retraso aterrizaba ayer en Madrid el primer vuelo procedente de Pekín que se somete a las nuevas medidas de control: “Hay mucho contagio”, explican al llegar, aunque son solo algunos los que se paran para detallar en que han consistido los controles que se están practicando.
“Las personas que tienen fiebre tienen que hacerse una prueba”, señala una mujer.
Se les hace un control de temperatura a los viajeros y una prueba sencilla de antígenos, aunque no solo están haciendo a todos ellos, señalan.
Parece que, de momento, los test se están efectuando de forma aleatoria, mientras entre los recién llegados alguno confiesa que su entorno está tocado por el virus.
“Mi familia tiene tos, nada más”, señala una viajera.
De momento, tampoco se sabe que pasará con los casos positivos, porque, de momento, “sea lo que sea, al positivo o negativo le dejan salir”, según señalaba otra mujer asiática desde el aeropuerto.
A partir del martes se les exigirá pauta completa de vacunación o test negativo realizado en origen.
Ante el repunte de casos en China, España ha sido el segundo país europeo en adoptar estas medidas, después de Italia, y Francia lo hará en la próxima semana.