China sigue desbordada por una explosión de casos de covid-19 nunca vista. Tres años después, afronta un brutal estallido de contagios y todas las alertas han saltado por las imágenes de las morgues repletas de bolsas con cadáveres. Son escenas de muertos apilados en los pasillos que contrastan con la relajación de las medidas que se adoptaron a principios de mes.
Decenas de muertos se apostan a las puertas de los crematorios de China y son sus propios familiares en muchos casos los que cargan con los cuerpos. Los más afortunados utilizan camillas con ruedas. Otros acuden en grupos de cuatro con lechos improvisados como esas escaleras de andamio, y así, aguardan turno en una larguísima cola sin final a la vista.
Los cuerpos abarrotan también las morgues de los hospitales de la capital china, aunque la gran batalla se libra en las ucis donde escasean las camas y peor aún: el oxigeno para los pacientes más graves y la falta de sanitarios. Pekín ha dejado de informar de los contagios y de muertes por el virus, aunque algunas fuentes estiman cerca de cinco mil fallecimientos cada día.
En provincias como Zhejiang (este), el número de nuevos casos de coronavirus es de aproximadamente un millón cada día, según fuentes locales. las autoridades locales.
La semana pasada, los departamentos de atención a pacientes con fiebre de las clínicas locales llegaron a atender a 408.000 personas en un solo día, explicó el Gobierno de la provincia, que cuenta con una población de unos 64 millones de habitantes.
Los hospitales de Zhejiang están tratando a más de 13.500 afectados por covid-19, de los que solo uno presenta un cuadro grave a causa del coronavirus, según los datos oficiales facilitados por las autoridades chinas.