China trata de contener con un impresionante despliegue de seguridad las protestas por las restricciones frente a la covid-19. Esas noche, algunas calles de Pekín, se han llenado de coches de policía con el objetivo de vigilar las principales zonas de la capital china para evitar los peores disturbios vividos en el país en los últimos años.
La policía entra en el metro de Shanghái sin miramientos. Va cogiendo el móvil de los pasajeros para comprobar si tienen aplicaciones ilegales o fotos de las protestas. Los agentes hacen lo mismo en plena calle de las grandes ciudades del país. Lo sorprendente es la reacción de muchas personas, que se enfrentan a ellos e incluso se niegan a entregarles los móviles.
Las protestas en distintos puntos de China se desencadenaron a raíz del incendio en la ciudad de Urumqi, en la región occidental de Xinjiang, donde fallecieron al menos diez personas debido, supuestamente, a la lenta respuesta de los bomberos por las restricciones contra el coronavirus.
Por ello, las autoridades chinas han activado un gran despliegue de la Policía en distintas ciudades del país para evitar nuevas protestas contra las estrictas medidas impuestas por el Gobierno en el marco de la política 'covid cero', según ha recogido DPA.
Organizaciones internacionales, como Human Rights Watch (HRW) o Amnistía Internacional, han pedido a las autoridades chinas que respeten los derechos fundamentales de los manifestantes a protestar "pacíficamente" en varios puntos del país, entre los que se encuentran Pekín, Wuhan o Shangái.
China se encuentra actualmente registrando sus cifras más altas de contagios por coronavirus desde el inicio de la pandemia. De hecho, un portavoz de la Comisión Nacional de Salud ha precisado este martes que "todas las localidades están haciendo esfuerzos sólidos para prevenir y controlar la epidemia".