En la ciudad costera de Cantón, al sur de China, crece la tensión por el coronavirus. Allí, miles de ciudadanos están confinados y obligados a hacerse test y muchos de ellos han decidido rebelarse contra las medidas de seguridad, saltándose las barreras impuestas y creando el caos en la localidad.
Los ciudadanos han tirado las barricadas rojas que aíslan la ciudad para que nadie pueda entrar ni salir y han intentado saltarse los cribados de COVID.
La capital china registró este lunes más de 450 nuevas infecciones y Cantón, más de 5.000. Desde 2020, cuando comenzó a aplicarse en China la política de 'cero covid', este nivel de contagios en una localidad ha desembocado habitualmente en un confinamiento total o general.
Sin embargo, en las calles de Pekín todavía se mantiene una relativa normalidad, pese a que sí se han producido confinamientos selectivos de algunos edificios y el tráfico es menor que el habitual, debido a la petición de las autoridades de que se trabaje desde casa cuando sea posible y de que se limiten las salidas en el distrito de Chaoyang, que concentra el mayor número de casos.
En Cantón, de 15 millones de habitantes, las miles de infecciones diarias no han conducido al cierre total de la ciudad, aunque existen zonas del distrito de Haizhu, el más afectado por el rebrote, todavía cerradas.