Sídney olvida la pandemia y celebra la Nochevieja más multitudinaria en años

  • Un millón de personas celebran la llegada de 2023 por primera vez desde el inicio de la pandemia

  • La ciudad se ha vestido de gala con un espectáculo que ha costado más de cuatro millones de euros y que incluye 13.000 fuegos artificiales

  • Ver los icónicos fuegos en parques públicos de la bahía puede costar hasta 380 euros; las fiestas privadas llegan a los 500 euros

El cielo de Sídney se ha iluminado para dar una espectacular bienvenida a 2023, después de tres ediciones sin asistentes presenciales debido a la pandemia en uno de los eventos de Nochevieja más atractivos del planeta. Se trata de la primera gran ciudad en recibir el nuevo año y la celebración no ha defraudado.

La organización de esta edición estima que más de un millón de personas han acudido a todos los puntos los puntos de la bahía desde los que se pueden ver los fuegos artificiales y proyecciones que se han llevado a cabo con el edificio de la Ópera de Sídney y el icónico puente, Harbor Bridge, como protagonistas. Había ganas de normalidad después de la pandemia y se ha dado el pistoletazo de salida al año 2023 con las cifras y el espíritu que había en los tiempos anteriores al Covid-19. Mucho han cambiado las cosas con respecto al año pasado, cuando la variante ómicron hizo que se agudizaran las medidas de contención contra el virus. La celebración de esta ansiada normalidad ha estado a la altura y ha vuelto a dejar estampas que se habían olvidado durante los tres años anteriores. 

12 minutos de espectáculo

Los fuegos artificiales y el espectáculo de pirotecnia han comenzado a media noche y han durado 12 minutos. Algunos de los momentos más deslumbrantes de la bienvenida a 2023 han sido la proyección de una cascada multicolor en el puente, donde se ha proyectado un arco iris en homenaje a la diversidad de la ciudad que acogerá en este nuevo año el icónico WorldPride (Fiesta del Orgullo). También se han incluido proyecciones en honor a las mujeres aborígenes, así como un canguro envuelto en la capa de un superhéroe para celebrar a los pueblos indígenas que cuidan del país.

El alcalde de Sídney, Clover Moore, afirmó poco antes del evento que Sídney tiene la responsabilidad de deslumbrar al resto del mundo y de abrir la veda de las celebraciones que se llevarán a cabo en el resto de ciudades más importantes del planeta.

“Los emblemáticos fuegos artificiales de Sídney son los mejores del mundo y dan el pistoletazo de salida a las celebraciones mundiales con un estruendo espectacular", declaró el alcalde. “Después de los desafíos de los últimos años, estamos muy contentos de dar la bienvenida a los visitantes internacionales e interestatales de nuevo a Sídney para marcar el comienzo de lo que esperamos que sea un 2023 seguro, pacífico y fabuloso”, agregó. “Sídney es una de las primeras ciudades del mundo en dar la bienvenida al Año Nuevo y establecemos el punto de referencia con un espectáculo que muestra lo mejor de lo que nuestra ciudad tiene que ofrecer como un destino impresionante y seguro, inclusivo y bullicioso”.

Batalla política

La celebración ha servido para aparcar durante varias horas algunas de las situaciones más difíciles que se están viviendo en la actualidad. Aunque ha reinado un ambiente de optimismo de cara al nuevo año, también se ha desaprovechado la oportunidad de brindar un homenaje a los que peor lo están pasando, como por ejemplo las víctimas de la guerra en Ucrania o los defensores de los derechos humanos que están condenados a muerte en Irán. La organización ha preferido no usar la plataforma mundial para entrar en este tipo de asuntos y sí, en cambio, para promocionar Sídney como destino turístico después un largo periodo donde el país mantuvo las fronteras cerradas.

A pesar de los esfuerzos por no politizar el evento, días antes, el Partido Laborista -en la oposición en el Estado de Nueva Gales del Sur- confirmó que si gana las elecciones estatales que se celebrarán en 2023, eliminarán el tener que pagar por presenciar el espectáculo de Año Nuevo en los puntos de mejor visión, un modelo introducido en 2011. Antes de eso, y durante décadas, los terrenos públicos como el Parque Botánico eran de acceso gratuito. El Partido Liberal que está en el poder en este Estado ha tildado la propuesta de “ridícula” y de populista, en un enfrentamiento que destiñó los prolegómenos de la fiesta pero que caló entre los asistentes que o bien ha tenido que pagar cifras astronómicas por ver el espectáculo o que se han quedado sin poder presenciarlo desde uno de los 24 puntos de entrada gratuitos. El aforo en estos lugares se completó hace meses. 

Ocho toneladas de pirotecnia

Los precios por ser testigo del espectáculo pirotécnico han oscilado entre los 40 y los 595 dólares australianos (entre los 25 y los 380 euros). La entrada más cara ha servido para acceder a una fiesta en el Parque Botánico donde sí se ha incluido comida gourmet, alcohol, bebidas y vistas de los fuegos artificiales desde el puerto. La diversión hay que pagarla y según el Gobierno estatal, los ingresos generados se destinarán a proyectos científicos, hortícolas y de conservación. Otra de las maneras de dar la bienvenida al nuevo año es en las cientos de embarcaciones que han navegado en la bahía para presenciar el espectáculo desde el mar. También han proliferado las fiestas en bares y restaurantes con vistas privilegiadas, y en barcos fondeados. Los precios en algunos de estos casos han llegado a los 500 euros. 

En total, se han lanzado más de 35.000 efectos terrestres, 12.000 proyectiles aéreos y más de 100.000 fuegos desde las azoteas de cuatro edificios de la ciudad, así como desde barcos, desde 184 posiciones del Harbor Bridge y desde las velas de la Ópera de Sídney. Han sido ocho toneladas de pirotecnia que se han repartido a lo largo de ocho minutos. La ciudad se ha gastado casi cuatro millones de euros en engalanar a Sídney y dar la bienvenida al nuevo año como se merece.