En Lisboa las calles se convirtieron en ríos, coches arrastrados y amontonados por la corriente. En apenas unas horas unas intensas precipitaciones dejaban atrapados a decenas de conductores en la capital portuguesa.
El agua se colaba por las escaleras hasta los andenes del metro de Lisboa y dejaba totalmente inundados los principales accesos al subterráneo.
La lluvia se filtraba en caída libre por el interior del Corte Inglés de la metrópoli y en el exterior formaba hasta cascadas. Las alcantarillas en vez de tragar expulsaban más agua.
Inoperativas quedaban anoche varias pistas del aeropuerto de Lisboa y fuera de la capital, los bomberos deambulaban con el agua al cuello por las calles de la localidad de Algés, donde una mujer ha muerto ahogada en el sótano de su vivienda.
Cientos de incidentes como el de un hombre corriendo tras su moto se repetían en los distritos de Lisboa y Setubal, con hospitales anegados y estaciones de tren como, donde el agua sorprendía a los viajeros y se llevaba corriente abajo incluso a los animales que estaban en la calle.