Dos años del fin del alto el fuego entre Marruecos y el Polisario: cronología y perspectivas
Con el apoyo de Estados Unidos, las principales potencias europeas –incluida España- e Israel, Marruecos confía en resolver definitivamente a su favor el conflicto del Sáhara Occidental
El Frente Polisario, que dio por roto en noviembre de 2020 el alto el fuego vigente con Rabat desde 1991, se resiste a darse por vencido y anticipa que golpeará con drones a las fuerzas marroquíes
Aunque la propuesta del referéndum ha desaparecido desde hace tiempo de las resoluciones, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas prolongó el pasado mes de octubre por un año más el mandato de la Minurso en medio del desinterés internacional por el conflicto
Dos años se han cumplido desde que el Frente Polisario diera por roto el alto el fuego vigente con Marruecos desde el 6 de septiembre de 1991. Un convulso período de tiempo en el que ha pasado casi de todo –una pandemia, crisis diplomáticas y una guerra en Europa- menos una guerra definitiva entre la organización que pretende la autodeterminación del pueblo saharaui y Rabat. El anuncio lo hizo el secretario general del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Democrática Saharaui Brahim Ghali, que se convertiría meses después en protagonista de la aguda crisis experimentada en las relaciones entre España y Marruecos, tras el desmantelamiento de una manifestación de civiles saharauis en el paso de Guerguerat.
El desencadenante último de la decisión del Polisario del 14 de noviembre de 2020 fue el desmantelamiento por parte de las tropas marroquíes de una pequeña protesta de civiles saharauis que mantenían cerrada la carretera que une el último puesto de control marroquí con Mauritania desde el 21 de octubre: es el paso de Guerguerat y la zona de amortiguación. No hubo heridos. El anuncio del Polisario fue replicado, como otras veces, por el silencio de las autoridades de Marruecos –y de sus medios de comunicación-, que no han reconocido desde entonces estar en guerra con el Polisario (Y, por tanto, no han ofrecido balances sobre bajas en sus filas en estos dos años).
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“La primera y principal razón del retorno a las hostilidades en noviembre de 2020 es el agotamiento y el colapso del Plan de Arreglo tal como fue concebido a finales de los años ochenta y puesto en marcha en 1991”, afirma el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid Isaías Barreñada en su reciente ensayo Breve historia del Sahara Occidental, en relación a un acuerdo que pasaba por la celebración de un referéndum de autodeterminación.
Cuando han transcurrido dos años desde que el Frente Polisario daba por concluido el alto el fuego con Rabat lo cierto es que, salvo en ocasiones puntuales, no se ha producido un enfrentamiento abierto entre las tropas del Polisario y Marruecos y apenas se han llevado a cabo movimientos significativos sobre el terreno. Paralelamente, Argelia –patrocinador del Polisario- y Marruecos han roto en este tiempo relaciones diplomáticas y se han embarcado en una auténtica carrera armamentística en la que los drones se han convertido en objeto de deseo de ambos ejércitos. Los aparatos no tripulados serán protagonistas de los enfrentamientos entre el Polisario y Marruecos en los próximos tiempos.
“Dos años después de la reanudación del tráfico en el puesto fronterizo de Guerguerat creo que Marruecos ha ganado la apuesta a nivel internacional. La zona que separa los dos puestos fronterizos de Marruecos y Mauritania ya no se encuentra dentro del perímetro de la zona de amortiguamiento supervisada por las fuerzas de Naciones Unidas, mientras que ha aumentado el número de países que han abierto consulados en El Aaiún y Dajla, con el apoyo de más de noventa países a la propuesta de autonomía presentada por Marruecos”, resume para NIUS el politólogo argelino Oualid Kebir.
“Por otro lado, el Frente Polisario y el régimen argelino no han logrado nada sobre el terreno. La declaración de Ibrahim Ghali, el 14 de noviembre de 2020, de reanudar los combates y no respetar el alto el fuego anunciado desde septiembre de 1991, por el que el movimiento separatista no ha cosechado ningún avance sobre el terreno, y no obtuvo apoyo internacional para su planteamiento. Por el contrario, el Consejo de Seguridad ha llamado, a través de las resoluciones 2602 y 2654, a volver a la mesa de negociaciones para una solución política que sea justa y aceptable para todas las partes”, explica el especialista en relaciones argelo-marroquíes a este medio.
Diciembre de 2020: Estados Unidos reconoce la ‘marroquinidad’ del Sáhara
Pocos habrían imaginado que el 10 de diciembre de aquel año, menos de un mes después de que el Polisario diera por liquidado la paz y decretara el estado de guerra, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresaba por medio de Twitter el reconocimiento de su país de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. En la misma cadena de tuits el anterior inquilino de la Casa Blanca anunciaba el restablecimiento de relaciones diplomáticas formales entre Marruecos y el Estado de Israel –un paso que se enmarcaría en los Acuerdos de Abraham- tras dos décadas en que los vínculos entre estos dos países no fueron oficiales.
Abril de 2021: Marruecos mata al líder de la Gendarmería del Polisario
El primer gran momento de tensión se produjo a raíz de que las fuerzas marroquíes acabaran con la vida el martes 6 de abril del jefe de la Guardia Nacional saharaui, Adah el Bendir. El líder de la Gendarmería del Polisario, de 65 años, fue abatido con un dron cuando milicias de la organización trataban de atacar posiciones del Ejército de Marruecos (que no confirmó la noticia).
Agosto 2021: Marruecos y Argelia rompen relaciones
Después de semanas de acusaciones mutuas y reproches –por encima de todas la de que Marruecos estaba espiando a sus autoridades políticas y militares con la tecnología israelí del software Pegasus-, Argelia rompía unilateralmente relaciones diplomáticas con Marruecos en agosto de 2021.
Dos fueron las medidas inmediatas adoptadas por el régimen militar en las semanas siguientes: el cierre del espacio aéreo a la aviación comercial marroquí y la no renovación del contrato del gasoducto Magreb-Europa, lo que dejaba inoperativa una infraestructura que transportaba el hidrocarburo desde los campos argelinos hasta la Península a través de territorio marroquí.
Noviembre de 2021, momento crítico: tres argelinos muertos en el Sáhara
Sin duda el momento más crítico se produjo en noviembre de 2021. La presidencia argelina denunciaba el día 3 el “cobarde asesinato” en un “bárbaro bombardeo” de tres ciudadanos de su país. Eran tres civiles, concretamente camioneros, que se desplazaban por la ruta que une ciudad argelina de Uargla y Nuakchot en la zona del Sáhara Occidental situada al este del muro, a la altura de Bir Lehlu.
Las autoridades del gigante magrebí denunciaban directamente a las fuerzas armadas de Marruecos de haber empleado “armamento sofisticado” en “esta nueva manifestación de brutal agresividad característica de una conocida política de expansión territorial y de terror”. A juicio de las autoridades argelinas, el asesinato de sus tres nacionales “no quedaría sin castigo”. Marruecos nunca confirmó el ataque, que pudo ser el resultado de un erorr. No habría respuesta armada argelina.
Octubre de 2022: renovación del mandato de la Minurso
En medio del actual estancamiento del proceso de paz y con los puentes diplomáticos entre Marruecos y Argelia rotos –la ausencia, a última hora, del rey Mohamed VI de la última cumbre de jefes de Estado de la Liga Árabe disipaba cualquier posibilidad de acercamiento entre Argel y Rabat-, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas votaba el 28 de octubre pasado la prórroga de un año del mandato de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso). Por otra parte, superado el año en el puesto, el enviado del secretario general de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, el diplomático italo-sueco Staffan de Mistura, no ha podido aún en sus dos giras por la región pisar territorio de la que fuera colonia española hasta febrero de 1975 al no haber recibido el plácet de las autoridades marroquíes.
Noviembre de 2022: tres mauritanos muertos en el Sáhara
El último ejemplo del uso mortal de drones en el Sáhara Occidental se produjo el 2 de noviembre pasado, cuando fuentes de la seguridad mauritanas confirmaron a EFE la muerte de tres buscadores de oro de su país que viajaban en un vehículo como consecuencia de un ataque aéreo en la zona de Gleibat El Foula. Fuentes de este país citadas por la agencia española apuntaron a que los mineros fueron atacados por las fuerzas armadas marroquíes.
Desinterés de la comunidad internacional
Si hay una tendencia clara e inequívoca es el desinterés desde hace décadas de la comunidad internacional, cada vez más acusado en los últimos años. “El Sáhara Occidental es un ilustrativo ejemplo de conflicto no resuelto que la comunidad internacional y, en particular, una serie de Estados con capacidad de influencia han dejado deteriorarse (…) Como han señalado los enviados personales del secretario general de Naciones Unidas, este conflicto no concita un verdadero esfuerzo de la comunidad internacional porque pasa desapercibido, no toca intereses duros de las potencias globales y no supone un riesgo para la paz y la seguridad internacional”, escribe el internacionalista Isaías Barreñada en Breve historia del Sáhara Occidental.
Con el apoyo de Estados Unidos, las principales potencias europeas –incluida España, cuyo Gobierno expresó el pasado mes de marzo su apoyo al plan de autonomía marroquí para el que fuera Sáhara Español, lo que cerraba la crisis bilateral y abría otra con Argelia- e Israel, Marruecos confía en resolver definitivamente a su favor el conflicto.
Una de las consecuencias del cada vez menos interés del conflicto es la caída de la ayuda internacional a los campamentos saharauis –donde viven más de 175.000 personas-, agudizada en los últimos meses por la existencia de un conflicto más perentorio para los distintos Estados e instituciones como el ucraniano. Desde este verano las principales agencias de Naciones Unidas denunciaban el “serio riesgo de inseguridad alimentaria y malnutrición” en los campamentos de refugiados de Tinduf, suroeste de Argelia.
El conflicto, en fin, se enquista mientras la región se convierte cada vez más en el escenario de una guerra fría 2.0 con el frente occidental comandado por Washington y Tel Aviv del lado de Marruecos y otro con Moscú y Pekín a la cabeza haciendo lo propio con Argelia.
Si la llegada de la tecnología israelí a Marruecos soliviantó los ánimos en el gigante argelino, la posibilidad, denunciada por las propias autoridades marroquíes e israelíes, de que Argel esté transfiriendo armas –drones- iraníes al Polisario ha elevado la tensión en Rabat en los últimos meses a la región.
Una relación entre Teherán y el movimiento saharaui que, a juicio de Kebir, está más que probada, porque primero fue un “alto responsable del Polisario [ministro del Interior] desde Nuakchot” quien afirmó que la organización “adquirió drones y prepara su uso en el futuro”. “Esta declaración se produjo antes de que uno de los líderes de la Guardia Revolucionaria iraní anunciara que Argelia había solicitado formalmente drones iraníes, mientras que la Liga Árabes confirmó, a través del comité ministerial encargado de rastrear la injerencia iraní en los países árabes, que existe una relación entre el régimen de Teherán y el Frente Polisario, a través de uno de sus agentes, el Hizbulá libanés”, abunda el politólogo.
No en vano, el embajador de Marruecos ante Naciones Unidas, Omar Hilale, amenazó a finales del pasado mes con la invasión de la zona de amortiguamiento desmilitarizada en caso de que el Polisario utilice los supuestos drones iraníes. Por su parte, el líder del Polisario Brahim Ghali llamaba a la ONU el pasado día 14 a descolonizar el Sáhara Occidental aseverando que “no aceptará” un enfoque contrario al derecho internacional.
Ha sido el momento de mayor tensión de los últimos meses y un recordatorio de que no es descartable que este conflicto irresuelto después de cerca de medio siglo pueda escalar en el actual escenario de tensiones regionales.