La polémica apuesta de Meloni apuesta por la extracción de gas en Italia
La intención de la primera ministra, al igual que Draghi, es continuar con la diversificación de fuentes de abastecimiento
Durante los últimos 20 años se han reducido enormemente las extracciones
Ante la crisis energética se ha vuelto a poner encima de la mesa, pero la decisión no está exenta de críticas
El Gobierno de Meloni, ahora que ha asumido el cargo, pretende relanzar y aprovechar las numerosas reservas y yacimientos presentes en el territorio italiano para frenar el encarecimiento energético. Los mayores recursos se encuentran al sur: de alrededor de 66 mil millones de metros cúbicos en total, unos 60 están ubicados en el llamado mezzogiorno (sur), alrededor de 0,8 en el centro y poco menos de 5 en el norte. La primera ministra Meloni en su discurso de investidura ante las Cámaras adelantó sus intenciones: "De la crisis energética puede surgir una oportunidad: tenemos el deber de explotar al máximo las reservas de gas en nuestros mares". Dicho y hecho. En el cuarto Consejo de Ministros, hace una semana, dedicado a cuestiones energéticas y económicas, anunció la activación de una norma que permite retomar las concesiones para producir “gas italiano” que llegará hasta 2 mil millones de metros cúbicos que podrán distribuirse con precios calibrados y ayudará, según prevé la premier, a reducir la dependencia de importaciones.
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Es sin duda una estrategia en línea con la que ha defendido Mario Draghi y su Ejecutivo en los últimos meses de la legislatura precedente: la diversificación de fuentes de abastecimiento y el aumento de la producción interna. Plan que ya el Ministro de Transición Ecológica de Draghi Roberto Cingolani puso en marcha, aumentando la producción de pozos propios y es, de hecho la línea continuista, un hecho de facto. El propio Cingolani, que había sido un ministro técnico, se queda esta legislatura como asesor en la cartera de Energía, una señal clave de una ruta común en la materia. El dossier que ha heredado así el Gobierno Meloni en la materia establece un aumento en estas extrancciones que se han reducido enormemente en los últimos 20 años mientras el consumo se mantenía estable. Algunos de los motivos han sido la disminución natural de los yacimientos y la ausencia de inversiones en nuevas búsquedas y producción. En el inicio de los años 2000, la producción nacional era de 17 mil millones de metros cúbicos anuales, en 2020 se redujo a 4 mil millones. Y en 2021 tocó fondo, con un descenso anual de casi el 17%. La intención de Meloni y sus ministros es duplicar el gas extraído del subsuelo italiano en los próximos años.
Lo que incluye el texto aprobado en CdM es que será posible extraer gas en el mar Adriático a partir de 9 millas de la costa hasta un máximo de 12. Los operadores podrán moverse en una pequeña porción de mar y las áreas a explotar tendrán que tener un potencial superar a los 500 millones de metros cúbicos. Los titulares deberán aceptar, además, el fin final de estas extracciones en “apoyo a los usuarios finales industriales con alto consumo de gas”, así que será con un precio controlado. Aunque, dicen los expertos, este “gas italiano” ayudará, su representatividad en el consumo total, que es de 76 mil millones anuales, es muy baja. Si la producción aumentara, como quiere el Gobierno, 1.500 millones al año, llegaría a cubrir un 5% del consumo total. Es por eso que las críticas sobre la utilidad entre los beneficios que produciría y los daños que genera al ambiente han llegado por todos lados. También desde algunos miembros de la coalición.
Es así en el caso de Luca Zaia, de la Liga, el presidente de la región Véneto, y uno de los políticos más influyentes de la derecha. En las pasadas elecciones ganó con un 76,79% de los votos. En su región las nuevas intenciones de extracción del Gobierno establecerán la posibilidad de perforar el Mar Adriático a lo largo de la costa del Polesine. Zaia apela a la cuestión climática: “Los resultados de los hundimientos de tierra y fondos marinos tras las perforaciones de los años 50 fueron masivos y devastadores”, dijo. Pero la posición dentro de su partido y, por consiguiente, del Gobierno parece clara. De hecho la viceministra para la transición ecológica, Vannia Gava, también de la Liga, declaró que “es necesario diversificar los aprovisionamientos y es absurdo prohibir por motivos ideológicos extraer nuestro propio gas. Enfrente tenemos a Croacia que lo hace”, dijo añadiendo que habría una “máxima transparencia en los procedimientos y atención al ambiente”. Tendrán, sin duda, que enfrentarse con Zaia y otros dirigentes de las regiones que, como ya ha sucedido en otros casos como con la construcción del regasificador de Piombino, la defensa del territorio es primordial.
Pero la polémica no solo se queda en el ámbito político. Este miércoles, tras el fuerte terremoto ocurrido en Las Marcas diversos usuarios en Twitter y políticos han sacado una vieja historia. Una historia ya escuchada en Italia en 2012 cuando tras un terremoto en Emilia Romaña se señalaba que el causante hubiera sido una extracción de gas en la zona. Pero ya en aquel momento los expertos lo descartaron de inmediato. Pero la teoría no llega de la nada, está apoyada por algunos fenómenos sísmicos ocurridos en los EE.UU, concretamente en Oklahoma, en el estado han ocurrido algunos terremotos en zonas donde normalmente no ocurrían pero donde se usaba una técnica para la extracción de gas que consiste en fracturar el estado rochoso del subsuelo. Pero, en realidad, es una polémica inconsistente porque en Italia la denominada técnica está prohibida a propósito de los daños que puede causar.
En definitiva, un debate abierto en Italia sobre este punto de la nueva estrategia energética. Pero aún queda un aspecto más para completar el mapa: el cambio de opinión de Giorgia Meloni. La actual primera ministra, cuando estaba en la oposición hace años, votaba en contra de este tipo de yacimientos apelando a los daños que podían causar en el valioso territorio italiano y que, además, literalmente, “eran una ayuda a los lobby”. Las palabras de 2016 en campaña electoral resuenan aún ahora por el contundente cambio de postura, opuesto, como ocurre con otros temas como la visión de las relaciones entre Italia y Bruselas que, hasta hace poco criticaba con dureza, y que ahora promueve fomentar.