Mientras en España continúa la investigación por la muerte de un hombre tras ser detenido por la Guardia Civil en Mairena del Aljarafe, Sevilla, en Estados Unidos la polémica está servida por el arresto de un hombre de 61 años con discapacidad visual al que unos agentes dieron el alto porque llevaba en un bolsillo un bastón guía plegable para invidentes. Supuestamente, pensaron que podía ser un arma de fuego, pero ni después de verlo con claridad dejaron de pedir la identificación al hombre, que indignado se negó a hacerlo y acabó en el calabozo por resistencia a la autoridad.
Los hechos tuvieron lugar en el condado de Columbia de Florida, durante la mañana de Halloween, y quedaron registrados a través de la cámara corporal de la agente Jayme Gohde. Ella fue quien, acompañada de otro agente supervisor, dio el alto a James Hodges, el hombre al que detuvieron, quien no ha dudado en dar redifusión al vídeo que captó lo sucedido para denunciar una violación de la Cuarta Enmienda de la sacrosanta Constitución estadounidense.
En ella, concretamente, se subraya que las pesquisas y aprehensiones conducidas por una autoridad deben estar justificadas por una causa “razonable”, y limitada en cuanto a su alcance a información específica por una persona que jura la veracidad de la misma (normalmente un policía), por lo que puede ser responsable ante un tribunal. Hodges pidió insistentemente el número de placa identificativo de los agentes y sus nombres antes de ser introducido en el vehículo policial, ya con las esposas puestas, pero no obtuvo respuestas.
En las imágenes, se aprecia con claridad toda la secuencia de lo acontecido; desde que la agente Gohde se baja del coche hasta que se llevan a Hodges a la comisaría.
Todo arranca, concretamente, con Gohde dando el alto al sexagenario: “¡Hola! ¿Qué es eso que llevas en el bolsillo?”, le pregunta inicialmente tras verle cruzar la calle a pesar de que una señala de cruce de peatones le indicaba que esperase, según se refiere en el informe del arresto, y tal como recoge The Daily Beast.
“Es una ayuda para caminar. ¿Cuál es el problema? ¿Eres una tirana?”, le contesta Hodges, visiblemente malhumorado tras la pregunta.
–“Sí, de hecho, lo soy. ¿Cuál es tu nombre y tu fecha de nacimiento?”, responde ella, a lo que el hombre señala que no tiene por qué hacer eso y le pregunta si tiene alguna “razón de sospecha articulada” para darle el alto, tras lo cual la agente le dice que “parecía que llevaba un arma en el bolsillo”.
– “Vale, entonces deberías asegurarte de que no es un arma de fuego”, le dice el sexagenario, quien acto seguido saca del bolsillo su bastón plegable, un bastón guía para asistir a los invidentes cuando caminan, y muestra claramente que no había nada más lejos de la realidad de lo que había pensado la agente.
–“Puedes darte la vuelta y enseñármelo, no tienes que ser un idiota conmigo”, espeta ella entonces, mientras él vuelve a replicar: “Bueno, tú lo estás siendo conmigo. Que tengas un buen día. ¿Estoy detenido?”.
Lo que viene después es la agente confirmando la respuesta a esa pregunta, solicitándole de nuevo sus datos identificativos, nombre y fecha de nacimiento, mientras él insiste en que “eso no importa” y le dice que llame a su supervisor, que precisamente estaba al lado, junto a la agente: “Está justo aquí”.
Inmediatamente, Hodges se acerca a él y le enseña el bastón guía, recriminándoles que le hayan parado por tal causa. El supervisor le dice entonces que podría parecer como un arma, ante la incredulidad total del hombre, que no puede evitar soltar un “¡¿en serio?!”
Insistiendo en que no ha cometido “ningún crimen ni estaba a punto de cometer ninguno”, el supervisor reitera por su parte que, ante el hecho de haber sospechado que llevaba un arma, tan solo le estaban pidiendo ahora su identificación.
“Vale, entonces está verificado que no estoy armado, así que no hay ningún problema”, replica, ante lo cual, finalmente, el supervisor levanta la mano para zanjar: ¡¿Tienes tu identificación contigo o no!”. –“La tengo conmigo, pero no la necesitas”, responde, sin ceder ante lo que estaba considerando una injusticia.
Tras ello, lo que sucede es que sin mediar más palabra el supervisor le coge una mano mientras la agente coge la otra y le pone las esposas.
Mientras tanto, el hombre, sin moverse y sin resistirse al tiempo en que le esposan, permanece quieto mirando al frente, hacia la carretera, con ellos revisando entre tanto sus bolsillos para leer su documentación.
“Quiero vuestros nombres y vuestros números de placa”, dice mientras consultan los datos.
Pasados unos instantes, el agente supervisor le pregunta: “¿Es usted legalmente ciego?”, tras lo cual el sexagenario contesta que así es. “Tengo que caminar por aquí en la oscuridad”. “No lo uso todo el rato”, le dice.
Finalmente, tras revisar sus datos identificativos, la agente Gohde vuelve a intervenir preguntándole: “¿Ha sido tan duro?”, frente a lo que Hodges contesta que “lo va a ser, quiero vuestros nombres y números de placa”, emitiendo una respuesta que presagiaba lo que ahora iban a encontrarse: una encendida denuncia que se ha convertido en viral a través de las redes sociales y que ha despertado una polémica que ya preocupa a los agentes involucrados.
Según The Daily Beast, Hodges estuvo hasta 26 horas bajo custodia hasta que fue liberado. Mientras muchos en las redes se preguntan cómo alguien puede llegar a confundir un bastón para invidentes con un arma de fuego, otros tantos señalan que probablemente haber cedido y haber mostrado su documentación desde el principio hubiera servido para cerrar el malentendido.
En declaraciones a WCJB, la esposa de Hodges ha denunciado que recibió un trato injusto, sin poder reprimir su llanto: “No puedes evitarlo cuando detienen a alguien a quien amas y no era necesario”, ha dicho, al tiempo en que la Oficina del Sheriff del Condado de Culumbia ha emitido un comunicado para investigar el incidente y determinar si han de tomar alguna medida al respecto.
Sea como sea, la polémica está servida…