Los comicios de medio mandato o midterms que se votan hoy, en Estados Unidos, arrancan con la percepción generalizada de una victoria republicana, tanto en el Congreso como en el número de gobernadores que serán elegidos en 36 de los 50 estados del país. Las últimas encuestas otorgan a los conservadores un 84% de posibilidades de ganar la cámara de Representantes y un 55% de conseguir el Senado.
Pero este proceso electoral, que no se rige por leyes federales sino por leyes estatales, contará con diferentes reglamentos que no solo dificultarán el recuento de resultados de forma homogénea sino que podrían dar lugar a que las elecciones se decidan en unos pocos estados, especialmente en lo concerniente al control de la cámara alta y no se conozca el resultado hasta unos días después. Estados indecisos como Pensilvania, Arizona, Georgia o Nevada podrían ser los que determinen quién se hace con el Senado.
Y todo ello con un clima de sospecha por posible fraude electoral en el horizonte, creado por Trump y sus seguidores, que alimentarán una tensa espera de los resultados definitivos en estados que no permiten la verificación de identidad de los votantes anticipados, hasta el mismo día de los comicios.
De momento, con 24 horas de antelación sobre la apertura de los centros de votación, ya han sido emitidas de forma previa más de 41 millones de papeletas que se sumarán a los votos que ese depositen durante la jornada de hoy, a lo largo del país, en un clima de euforia conservadora.
Así lo sienten en el estado de Florida, donde el republicano Ron DeSantis se presenta a la reelección como gobernador compitiendo contra el demócrata de Florida Charlie Crist, que también estuvo anteriormente en el cargo. En la carrera por la cámara alta se enfrentan el conservador Marco Rubio y el progresista Val Demings, que han recibido la visita y el respaldo de los pesos pesados de sus respectivos partidos (Donald Trump y Joe Biden, respectivamente) en los últimos días de campaña.
“Esta es la segunda vez que voto por el gobernador DeSantis”, dice Noél Emmons, de 43 años y directora de uno de los centros de la empresa sanitaria Urgent Care. “Mantuvo Florida abierta y libre durante la pandemia, está protegiendo a los niños de una agenda educativa progresista en las escuelas y cree en la seguridad de nuestras fronteras migratorias. Espero que se postule como candidato a la presidencia porque en ese puesto también le votaría”, añade.
Emmons representa a una gran parte de la comunidad latina del sur de Florida que llegó a ese estado “huyendo del comunismo o la persecución política”. Señala que han encontrado en DeSantis a “alguien que entiende nuestros valores porque creemos en el trabajo duro, en mantener seguras a nuestras familias y que el gobierno no sobrepase sus límites. Amamos este país y este es uno de los pocos gobernadores que lidera poniendo la agenda de los intereses estadounidenense en primer lugar”.
En el Distrito de Columbia, donde esta ubicada la capital, el voto se perfila demócrata, al igual que ocurrió en las últimas elecciones presidenciales, en las que un 92’1% se decantó por Joe Biden. “Apoyo a los progresistas porque apuesto por el derecho de las mujeres a decidir (acerca del aborto), la condonación de la deuda de los estudiantes universitarios y la lucha contra el cambio climático. Y todo ello al mismo tiempo que se crean nuevas industrias y trabajos para proteger el medio ambiente”, dice Sydney Butler, un antiguo asesor de la administración del expresidente Jimmy Carter.
De forma parecida se expresa Mary Belknap, profesora de inglés para estudiantes extranjeros que votará en el estado vecino de Maryland, considerado zona metropolitana de Washington DC aunque con gobernador republicano en estos momentos. “Votaré al candidato demócrata por tres razones: el apoyo tradicional de este partido a los programas para los desfavorecidos de nuestra sociedad; por su defensa de los sindicatos, que son un componente clave para nivelar el campo de juego entre el capital y el trabajo, y porque presentan candidatos que entienden que las negociaciones y el compromiso son parte del proceso democrático”, señala Belknap.
Este es uno de los estados donde más ímpetu y esfuerzo han puesto ambos partidos. Tanto el presidente Biden como el expresidente Barak Obama han estado allí apoyando al aspirante a gobernador, Josh Saphiro y al candidato demócrata al Senado, John Fetterman, que se disputa el escaño con el conservador Mehmet Oz. Este también recibió el respaldo y la visita del anterior presidente, Donald Trump, con el fin de mantener el asiento republicano que abandona Pat Toomey y favorecer a su candidato a gobernador, Doug Mastriano. Y es que el escaño que queda libre puede ser el que otorgue la cámara alta, en caso de empate, a cualquiera de los dos partidos.
Un resultado que probablemente tardará varias jornadas en hacerse público. Ya en 2020, durante las elecciones presidenciales, Pensilvania tardó cuatro días en realizar el recuento de votos debido a la alta participación del voto por correo. En esta ocasión, la Corte Suprema ha acordado, junto con el Comité Nacional Republicano, no tener en cuenta los votos que no tengan la fecha escrita en la parte exterior del sobre, aunque lleguen antes del día de las elecciones. Algo que ya ha dado lugar a quejas, como ha expresado el gobernador de Pensilvania, el progresista Tom Wolf, quien afirmó que “ningún votante debe ser privado de sus derechos simplemente porque cometió un error menor al completar su voto”.
Este estado es otro de los llamados indecisos, que pueden inclinar la balanza hacia cualquiera de los dos partidos. En este caso, el senador demócrata Mark Kelly intentará ser elegido y cumplir un mandato completo, tras haber ocupado durante los dos últimos el escaño que dejó el senador John McCain, tras su fallecimiento.
Los republicanos, representados por Blake Masters y con el apoyo del ex presidente Trump, están dando batalla ya que tienen esperanzas de colocar en el gobierno local a su gobernador, al secretario de estado y al fiscal general. Todo ello acompañado del mantra MAGA de que el partido conservador perdió allí, durante las pasadas elecciones presidenciales, debido al fraude electoral.
Quizá por ello Biden, durante algunas de sus intervenciones electorales, decidió recordar que “la democracia está literalmente en juego, este es un momento decisivo para la nación y todos debemos hablar con una sola voz”. Una voz que se manifestará hoy en las urnas pero cuyo resultado definitivo aún tardará en conocerse.