Marruecos resucita las históricas minas españolas del Rif
A través de la Oficina Nacional de Hidrocarburos y Minas, el Estado marroquí ha lanzado una licitación internacional para la compra de los antiguos yacimientos. El próximo 1 de noviembre se cierra el plazo para la presentación de las ofertas
Las autoridades marroquíes se empeñan en impulsar el desarrollo económico del norte del país para amortiguar las consecuencias económicas de la crisis mundial y del fin del contrabando en Ceuta y Melilla, además de en hacerle competencia a las dos ciudades autónomas españolas
Casi cuarenta años después del fin de su actividad, Marruecos se ha propuesto la reapertura de las míticas minas del Rif, situadas en las proximidades de la ciudad de Nador y de la ciudad española de Melilla. Vinculadas estrechamente a la historia del Protectorado español en Marruecos, pues fue la Compañía Española de Minas del Rif, constituida en 1907, la que inició la explotación del yacimiento un año más tarde, en los últimos tiempos el lugar se había convertido, al igual que el macizo de Gurugú, en un refugio para miles de inmigrantes subsaharianos que aguardan su momento para acceder a suelo melillense.
Con la recuperación de la explotación las autoridades marroquíes confían a la vez en generar riqueza y puestos de trabajo, rebajar la presión migratoria a Melilla y, a corto plazo, poder dispersar a los migrantes que pueblan el espacio con vistas a evitar situaciones como la vivida el pasado 24 de junio, cuando más de 1.500 jóvenes asaltaron la valla de Melilla con el trágico balance de 23 muertos.
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Fue en 1984 cuando la Sociedad de Explotación de las Minas del Rif (Seferif), heredera de la Compañía Española a raíz la expropiación marroquí de 1968, cesó su actividad. Pero Marruecos quiere volver a extraer hierro de la zona. La Oficina Nacional de Hidrocarburos y Minas (ONHYM), ente estatal marroquí del que depende la citada Seferif, ha lanzado una licitación internacional para la adquisición de los yacimientos mineros.
El próximo 1 de noviembre concluye el plazo de la ONHYM para la entrega de las ofertas. La semana que viene está prevista la visita al sitio de los inversores interesados en el proyecto de recuperación de las viejas minas.
Si la identidad de la sociedad que se lleve el gato al agua es, hoy por hoy, una incógnita, lo que no admite duda es que los minerales que se extraigan de las minas no viajarán por vía férrea, como antaño, a Melilla (cuando vuelva a funcionar la explotación, los minerales serán trasladados al puerto fronterizo de Beni Enzar, situado, como la ciudad española, a algo más de 20 kilómetros de las minas). Los cuatro yacimientos que integran el conjunto minero cuentan con un potencial de más de 35 millones de megatoneladas de hierro, según las autoridades marroquíes.
“Es un proyecto que parte de la clase política local, que lleva varios años especulando sobre el tema, pero los políticos no han sido capaces de demostrar que en la actualidad las minas sean rentables y viables económicamente”, advierte el historiador Mimoun Aziza, uno de los mayores expertos en la historia del Rif, a NIUS.
“Lo más importante de las instalaciones, por lo que hemos luchado desde hace años desde la sociedad civil, es su archivo histórico, que se haría bien en preservar con auténticos especialistas. En él se guardan datos muy importantes sobre la historia de las minas, con datos pormenorizados de todo el personal que pasó por allí, y, por extensión, del pasado y la memoria que comparten España y Marruecos”, afirma el historiador, que publicó recientemente un nuevo ensayo –no traducido aún al español- sobre la historia de la levantisca región marroquí, El Rif en tiempos del Protectorado español. Más de 7.000 personas trabajaron en las minas rifeñas durante el período colonial.
Impulsar el desarrollo del Rif y la competencia a Melilla
El proyecto de recuperación de la explotación de las históricas minas del Rif es solo uno más de los proyectos que Rabat impulsa en los últimos años para insuflar actividad económica en el noreste de Marruecos, una de las zonas más pobres y deprimidas del país magrebí.
Enmarcada en la región Oriental, la provincia de Nador afronta estos meses las consecuencias de la crisis económica y del fin del contrabando con Melilla. Miles de familias en la zona han perdido sus principales fuentes de ingreso. Rabat cerró de manera unilateral la aduana comercial de Melilla –que había sido creada con la independencia de Marruecos en 1956- en el mes de agosto de 2018. A comienzos de marzo de 2020, antes de la llegada de la pandemia, las autoridades marroquíes habían ya puesto fin al contrabando. Un negocio que generaba 1.000 millones de euros anuales.
Si el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, está en lo cierto, la aduana comercial de Melilla volverá a ser una realidad operativa el próximo mes de enero, aunque, una y otra vez, las autoridades de Marruecos han evitado confirmar los anuncios del Gobierno de España al respecto.
En este sentido debe enmarcarse el proyecto de desarrollo del puerto Nador West Med, que Marruecos espera poder inaugurar antes de 2024. Competencia directa del puerto melillense, con sus 1.500 hectáreas de zona franca proyectadas, el pasado mes de septiembre el Banco Mundial daba luz verde a un acuerdo con Rabat para aportar 236,7 millones de euros a la financiación de las nuevas instalaciones portuarias. Si Tanger Med fue la competencia directa a Algeciras, Nador West Med aspira a hacer lo propio con Málaga.
La voluntad de las autoridades marroquíes por impulsar el desarrollo de la región Oriental no puede desligarse, en fin, del deseo de potenciar la actividad en el conjunto del norte del país. Desde su llegada a la jefatura del Estado, Mohamed VI se ha marcado como objetivo corregir el atraso y abandono históricos de la franja septentrional del país, con el Rif como centro, una región a menudo levantisca y conflictiva para el Estado marroquí. De Tánger a Alhucemas pasando por Tetuán o Nador, los proyectos industriales y comerciales se multiplican en los últimos años.
En este sentido han de evocarse TangerMed, que, con apenas quince años de actividad, se ha consolidado –a una veintena de kilómetros de Ceuta- como primer puerto de contenedores del Mediterráneo, o la Tanger Free Zone, primera zona franca portuaria del mundo a día de hoy, entre otros proyectos.
La explotación minera, nueva rivalidad con Argel
El interés marroquí por resucitar las minas de Nador está igualmente vinculado con la competencia con el vecino argelino. En los últimos años los dos principales Estados se miden sobre todo en el ámbito militar y geoestratégico. También en el económico, como evidencia, por ejemplo, la competencia por el mercado energético y ahora asimismo en el ámbito minero. El 24 de agosto de 2021 Argelia rompía relaciones diplomáticas con Rabat tras largos meses de tensiones y la cuestión del Sáhara Occidental como telón de fondo; un divorcio que tenía víctimas económicas: el fin de la actividad en el gasoducto Magreb Europa a comienzos de noviembre de 2021.
Justamente la licitación para recuperar los yacimientos rifeños se lanza dos meses después de que las autoridades argelinas anunciaran el lanzamiento de la extracción de hierro de la extensa mina de Ghar Djebilet, situada al oeste de Tinduf –sede de los campamentos de refugiados saharauis, un lugar cercano a la frontera marroquí-, según se hacía eco el digital marroquí Yabiladi.
El proyecto corre a cargo de una empresa china. Según el diario El Faro de Melilla, se trata de una operación que debería haber sido concedida a una empresa mixta marroquí-argelina con arreglo a la Declaración conjunta suscrita por los dos países en Rabat el 15 de junio de 1972 sobre el trazado de fronteras. No ha sido así. Con la resurrección de las minas rifeñas, Marruecos trata de no perder comba.