El submarino más grande y mortífero del mundo se ha sumergido en el océano Ártico según ha informado la OTAN a sus países miembros a través de una nota de inteligencia que ha recogido el medio italiano La Repubblica. El K-329 Belgorod pertenece a la armada rusa desde el pasado mes de julio, aunque en un inicio este se iba a destinar a expediciones científicas, tras el inicio de la guerra se cree que su uso se ha derivado al espionaje y al lanzamiento de armas nucleares. "El submarino Belgorod abre nuevas oportunidades para Rusia en la realización de varias investigaciones y ayuda a llevar a cabo diversas expediciones científicas y operaciones de rescate en áreas remotas", confirmó el comandante jefe Nikolay Yevmenov, durante la presentación del armamento.
El submarino mide 184 metros de eslora y 15 de manga, largo y ancho, respectivamente. A pesar de sus grandes dimensiones puede viajar a unos 60 kilómetros por hora bajo el agua, así como estar sumergido hasta 120 días. Así mismo, es el portador de seis misiles nucleares "Poseidón", también conocidos como el "Arma del Apocalipsis" por su alto nivel de destrucción.
Este misil es el más grande y destructivo del mundo. Con sus 24 metros de largo puede recorrer distancias de has 10.000 kilómetros para después causar un tsunami radiactivo al impactar contra la costa que arrase con ciudades o estados enteros como Nueva York, la costa de Ucrania, etc. En concreto pueden llevar cabezas nucleares de hasta 100 megatones para acabar con ciudades enteras. La bomba "Little Boy" que cayó en Hiroshima mató a más de 100.000 personas y solo contenía 16 kilotones de material radiactivo (0,016 megatones).
Según las fuentes que ha recogido La Repubblica, el submarino se habría hundido en aguas del Ártico tras su implicación en el sabotaje de los gasoductos Nord Stream. También han señalado que la OTAN está preocupada por su intención en el fondo del océano, dónde se podrían realizar pruebas del torpedo Poseidón.
Esta preocupación también se ha extendido a Estados Unidos, el cual lleva tiempo siguiendo el rastro del submarino, así como de los misiles fabricados por los rusos para inundar las costas de Estados Unidos con "tsunamis radioactivos", según ha informado el antiguo subsecretario Christopher A. Ford. Quienes han activado su red de satélites para localizar los posibles torpedos que puedan ser lanzados. Aunque no son capaces de detectarlos bajo el mar, ya que se disipa el calor que desprenden los torpedos.