125 personas han muerto en Indonesia tras los disturbios en el estadio de Kanjuruhan tras un partido de fútbol, cuando las fuerzas de seguridad respondieron a una invasión de campo con el uso de gases lacrimógenos que ocasionaron una enorme estampida humana en el estadio. En un primer momento la cifra se elevó hasta los 174 fallecidos, pero después se verificó 125 víctimas.
El inspector general jefe de la Policía de Java Oriental, Nico Afinta, ha explicado que las protestas estallaron tras la derrota del Arema FC contra su adversario, según recoge al medio local 'Suryamalang'. Los aficionados del equipo perdedor saltaron al campo de juego con la intención de demandar explicaciones por el resultado.
Anfinta ha afirmado que los guardias de seguridad tomaron medidas preventivas y de distracción para que "el caos no escalara" lo que ha incluido el uso de gases lacrimógenos. El gobernador adjunto de la provincia, Emil Dardak, ha confirmado la actual cifra de muertos en rueda de prensa recogida por Kompas TV. El número de heridos ronda los 200.
La mayoría de los niños que han sido víctimas de esta tragedia tenían entre 12 y 17 años, según el portavoz del Ministerio de Empoderamiento de la Mujer y Protección Infantil, Nahar (nombre único).
El presidente de Indonesia, Joko Widodo, ha dado orden de suspender todos los partidos de la liga nacional hasta que no se aclare lo que ha descrito como una "verdadera tragedia humanitaria". "Esto no se puede repetir en el futuro", ha añadido el mandatario durante una comparecencia ante la nación.
"Pido a las fuerzas de seguridad, y muy especialmente a la Jefatura de Policía, que investiguen inmediatamente lo que ha ocurrido", ha manifestado.
Por su parte, la Federación de Fútbol indonesia (PSSI) ha manifestado que "lamenta las acciones de los fanáticos" y ha informado de que ha formado un equipo de investigación que se ha trasladado hasta la ciudad de Malang donde se sitúa el estadio.
Además, la PSSI ha señalado que apoya a la Policía en la investigación del caso y ha asegurado que este incidente "está manchando la cara del fútbol indonesio".
"Por el momento, detendremos la competición de la Liga 1 2022/2023 durante una semana. Además, el equipo Arema FC tiene prohibido ser anfitrión por el resto de la competición esta temporada", ha señalado la federación en una nota de prensa.