El potente huracán Ian ha dejado a su paso al menos 17 muertos en el estado de Florida (Estados Unidos). Los fuertes vientos, las lluvias y las marejadas ciclónicas han obligado a los servicios de emergencia a emplearse a fondo para rescatar a personas atrapadas.
En la localidad de Bonita Springs, en el condado de Lee, vemos cómo sacan asustado del coche a un hombre mayor en una calle que bien parece un mar embravecido.
Entre quienes no pudieron evacuar a tiempo, hubo rescates de todo tipo: en lancha con mascotas, en camilla, a cuestas (como un periodista llevando a una mujer) o de niños para que pudieran reencontrarse con sus padres.
Hasta 200 personas rescataron en el camión de bomberos, dice el jefe de los mismos en Fort Myers, epicentro de tanta tragedia.
Karen nos enseña su casa. Eran solo cosas, dice. Lo importante es la vida, pero en su llanto se percibe el trauma. "Tenemos que volver a empezar", lamenta una de las vecinas.
Otro residente de la zona y propietario de una de las viviendas de los nueve condados más afectados explica que "todo está dañado. Nos quedamos sin nada". Cuando vio abrirse el techo, supo que era hora de correr. Ian ha dejado todo inservible.