Lindsey Gritton descubrió que tenía un bulto en el lado externo derecho de su pecho cuando estaba embarazada de 34 semanas de su segunda hija. La joven comenzó a experimentar una sensación de ardor en la axila derecha y en la parte exterior del seno derecho en abril. Ella recuerda que el ardor iba y venía, pero persistió durante aproximadamente una semana. Le diagnosticaron que tenía un conducto de leche obstruido por error. Ella no estaba convencida. Pero al cabo de ocho meses le diagnosticaron cáncer de mama en etapa 4.
Gritton relata a 'Insider' que el bulto era similar a un conducto de leche obstruido que tuvo en su primer embarazo, pero este era un poco diferente porque el dolor era persistente. Fue a su ginecóloga, quien le dijo que probablemente era un conducto de leche obstruido que causaba mastitis, una inflamación del tejido mamario. La doctora le recetó antibióticos.
Lindsey Gritton insistió en hacerse una ecografía, incluso después de que su médico le dijera que era "demasiado joven" para tener cáncer. Días después, los resultados de su ultrasonido indicaron una alta probabilidad de cáncer, y una biopsia una semana después confirmó que tenía carcinoma ductal invasivo. Los médicos le dijeron que el cáncer probablemente ya se había extendido debido al tamaño del tumor. Sin embargo, no podían estar seguros hasta que le hicieron una tomografía, lo cual no fue posible mientras estaba embarazada debido a los marcadores radioactivos utilizados en la exploración, que puede exponer a los fetos a la radiación.
A la joven le indujeron el parto una semana después, tres semanas antes de la fecha prevista original. Después de dar a luz, la tomografía por emisión de positrones confirmó que tenía cáncer en etapa 4 que se había extendido al hígado. De modo que comenzó la quimioterapia dos semanas después. Gritton ha estado recibiendo quimioterapia durante cuatro meses. Afirma que se siente afortunada de vivir cerca de la familia de su esposo en Gainesville, Georgia, Estados Unidos, quienes cuidan a los niños de vez en cuando.
Solo alrededor del dos por ciento de los casos de cáncer de mama se diagnostican entre mujeres menores de 35 años cada año en EEUU, pero cuando se detecta, tiende a encontrarse en una etapa avanzada y es mucho más difícil de tratar.
El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos (USPSTF, por sus siglas en inglés), que establece pautas médicas nacionales, dice que las mujeres deben hacerse pruebas de cáncer cada dos años entre los 50 y los 74 años.
Los factores que aumentan el riesgo incluyen antecedentes de la enfermedad o haber tenido previamente otros problemas de salud en los pechos.
No es el primer caso en el que se acaba diagnosticando cáncer tras tener síntomas como sentirse cansada todos los días.