El rey Carlos III invitó anoche a Buckingham Palace a 500 jefes de Estado y de Gobierno desplazados a Londres para el funeral de la reina Isabel II. Junto a los reyes de Inglaterra estuvieron los príncipes de Gales. Sin embargo, el príncipe Harry y Meghan Markle fueron los grandes ausentes. Su invitación fue retirada a última hora.
Harry y Meghan recibieron a principios de semana una invitación para acudir a Buckingham Palace a la recepción que Carlos III ofreció anoche a los mandatarios extranjeros. Sin embargo, después la pareja fue avisada para que no fueran porque era un acto para los miembros de la familia real que trabajaban.
El hijo menor de Carlos III y su esposa rechazaron el tratamiento de Alteza Real y representar a la corona británica en actos oficiales cuando se marcharon a vivir a Estados Unidos.
La no invitación de Harry y Meghan Markle habría molestado a la pareja y distanciado aún más a los dos hijos del rey. En la recepción de Buckingham Palace han estado 500 jefes de estado y de gobierno, entre ellos, los reyes de España, Felipe y Letizia, y los eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía, a quienes no se ha visto juntos.
A la cita en Buckingham Palace no falataron los Príncipes de Gales, Guillermo y Kate, herederos de la corona británica, y los condes de Wessex, Eduardo y Sophie Rhys-Jones.
Sin embargo, este no es el único detalle que ha entristecido a Harry en los actos por la muerte de su abuela Isabel II. En los primeros actos se vio obligado a ir vestido de civil, ya que también fue despojado del uniforme militar. Y aunque el rey Carlos III le permitió en una dispensa especial asistir a la vigilia de Isabel II de militar, no pudo llevar las insignias reales, “ER”, es decir, Elizabeth Regina, como su hermano Guillermo, el príncipe de Gales.
El papel de Harry y Meghan Markle ha sido un problema para el protocolo de la casa real en los actos fúnebres por la muerte de Isabel II. Nieto de la reina, situarlo junto al resto de miembros de la familia real, que si cumplen con sus obligaciones reales, ha sido complicado debido a su renuncia al título de Alteza Real. Un título que parece que tampoco llevaran sus hijos, Archie y Lilibet, algo que habría molestado a la pareja, muy preocupada por la seguridad de los pequeños.