El ataúd de Isabel II será recuperado de la Bóveda Real y se enterrará en privado en la capilla de Jorge VI

Este lunes se celebra el funeral de Estado por la difunta reina Isabel II. El acto será las 11.00 hora local (10.00 GMT) en la abadía de Westminster en Londres. En el acto público, el ataúd de la reina se bajará a la Bóveda Real, pero después, ya en privado, será finalmente enterrado en la capilla conmemorativa del Rey Jorge VI.

El ataúd será enterrado en la capilla en un acto privado

El día del funeral de Estado de la reina comenzará el trasladado del féretro desde Westminster Hall hasta la Abadía de Westminster en el State Gun Carriage de la Marina Real: un carruaje que fue visto por última vez en 1979 para el funeral del tío del príncipe Felipe, Lord Mountbatten, que manejaron hasta 142 marineros. Es probable que los miembros de alto rango de la familia real, incluido el nuevo rey, lo sigan en procesión.

Después del funeral, el ataúd de la reina será trasladado en una procesión a pie desde la abadía hasta Wellington Arch, en Hyde Park Corner de Londres, antes de dirigirse al Castillo de Windsor en un coche fúnebre -en un trayecto de unos 50 minutos-. El féretro de la monarca hará su viaje final esa tarde a través del Long Walk. El castillo ha sido habitado continuamente por 40 monarcas a lo largo de casi 1.000 años.

Al llegar a la Abadía, su ataúd de roble se bajará lentamente a la Bóveda Real con un sistema de un elevador eléctrico, en un acto público en el que se espera la asistencia de unas 2.000 personas, entre ellos 500 jefes de estado y de gobierno. A todos se les ha pedido que no vuelen a Londres en sus aviones privados por razones de seguridad.

El servicio fúnebre oficial probablemente será dirigido por el decano de Westminster David Hoyle, con el arzobispo de Canterbury Justin Welby dando el sermón. La primera ministra Liz Truss puede ser llamada para leer una lección.

Después, ya en privado, ambos ataúdes serán levantados de la Bóveda Real y trasladados a la pequeña capilla del Rey Jorge VI.

En ese último acto, que no será televisado, el rey Carlos III esparcirá tierra sobre el ataúd de su madre.