Wang Mingqing, de 53 años, inició el 8 de enero de 1994 la búsqueda más dura de su vida. La de su propia hija, desaparecida cuando esta solo tenía 3 años de edad. Para lograrlo no dudó en cambiar de vida. De vender fruta a hacerse taxista, para recorrer cada rincón y hablar con la gente. Dos décadas después, el milagro se ha producido y Wang, que nunca perdió la fe, la ha encontrado. El hombre ha contado su historia a la BBC.
El drama empezó ese 8 de enero de 1994 cuando Wang Mingging vendía frutas con su esposa Liu Dengying en las concurridas calles de la ciudad de Chengdu, ubicada al suroeste de China. Un grupo de personas se les acercó con el fin de comprar su mercancía; no obstante, en un descuido, la pareja perdió de vista a su pequeña hija Qifeng.
Tras el hecho y en desesperación, Wang y su mujer buscaron sin descanso durante años a su pequeña, recorriendo albergues y hospitales: “Los tres salimos de la casa felices esa mañana, pero solo regresamos su madre y yo”.
En 2015 y tras casi 20 años de búsqueda, Wang decidió convertirse en taxista en un desesperado intento por encontrarla. Creía que esta profesión le daba la posibilidad de interactuar con más personas después de que los carteles no funcionaran.
El hombre conversó con alrededor de 17.000 personas. A todos los que subían a su taxi les entregaba una tarjeta que contenía la información y una foto de la menor, según confesaba él mismo la BBC.
“Nunca me daré por vencido”, decía el padre en las entrevistas a los medios locales. Tras ello, su historia llamó la atención de un artista de la Policía, quien decidió hacer un retrato más actualizado de cómo se vería Qifeng a 24 años de su desaparición. El dibujo se viralizó en las redes sociales chinas.
En el año 2018, una joven de 27 años llamada Kang Ying contactó con las autoridades, sorprendida por lo mucho que se parecía a la mujer de la foto.
La joven supuso que podía ser ella, puesto que contó a la prensa local que cuando era muy pequeña la encontraron a 20 km de Chengdu y que posteriormente fue dada en adopción a una familia de la zona que la crió con amor durante años. Además tenía una pequeña cicatriz en la frente y el instinto de tener náuseas cada vez que lloraba, datos claves que el padre de la pequeña había desvelado en su búsqueda.
El 1 de abril de 2018, la joven se hizo una prueba de ADN y se confirmó que era la hija de Wang Mingqing y Liu Dengying. Seguidamente, Kang quien vive en otra provincia, optó por viajar a Chengdu con su esposo e hijos para reencontrarse con sus padres tras 24 años.
El hombre, emocionado, no pudo contener las lágrimas: “Papi te ama. A partir de ahora, papá está aquí, no necesitas preocuparte por nada, papá te ayudará”. “No puedo decirles cuánta esperanza, decepción y desesperación hemos sufrido en los últimos 24 años. Ahora, finalmente, podemos volver a encontrarnos”, narró Mingqing al periódico Beijing Youth Daily.
De la misma manera, Ying expresó sus sentimientos y dio unas palabras para la prensa local tras abrazarse con su verdadera progenitora. “El mundo entero me dijo que no tenía madre, ¡pero la tengo!”, exclamó.