Todas las semanas, Elon Musk es noticia y cuando no es él son sus padres los protagonistas. Esta vez es Maye Musk la que cuenta que duerme en el garaje cuando visita a su hijo, el hombre más rico del mundo en su mansión de Texas. Aclara que no se puede tener una casa de lujo al lado de una base de cohetes.
Elon Musk, fundador de la marca de autos eléctricos Tesla aloja a su madre en el garaje, pero ella no lo contó por criticarlo, sino por el contrario para elogiar la sencillez de la vida del hombre más rico del mundo .
Si bien el magnate podría tener lo que quisiese por su calidad de multimillonario, su madre, la modelo Maye Musk, reveló que el empresario no está interesado en poseer muchas cosas y vive una vida muy simple, por lo que no hay ningún alojamiento de lujo cuando viaja a verlo a Boca Chica, Texas.
“Tengo que dormir en el garaje. No se puede tener una casa lujosa cerca de un emplazamiento de cohetes”, afirmó Maye, en referencia a las instalaciones de Space X, la empresa espacial fundada por el multimillonario sudafricano.
Al preguntarle si a Elon le interesan las posesiones, la modelo de 74 años que “no, para nada”.
Maye Musk admitió que fue muy bueno que su hijo no escuchara en algunas ocasiones sus consejos, ya que le había recomendado que no hiciera autos eléctricos ni cohetes, “algo que evidentemente no escuchó”.
Maye -que también tiene otros hijos, Kimbal y Tosca, fruto de su relación con ex marido, el ingeniero sudafricano Errol Musk- no comparte la pasión de Elon por los viajes espaciales, aunque se declara abierta a la idea si sus hijos la animan a ello.
“Hay que pasar seis meses de preparación y aislamiento y eso no me atrae. Pero si mis hijos quieren que lo haga, lo haré”, dijo.
La modelo recordó el momento en que Elon y Kimbal cumplieron su promesa de comprarle una casa y un coche cuando vendieron su empresa de software Zip2, después de vivir en un estudio alquilado en San Francisco.
“No podíamos permitirnos una fiesta de cumpleaños. Entonces uno de los inversores de la empresa de Elon y Kimbal nos dijo que podíamos utilizar su casa. Así que los niños compraron comida barata y me regalaron una casita y un coche de madera, pero me prometieron que algún día me comprarían unos de verdad”, reveló Maye.