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Avanza la investigación de la Policía de Nueva Zelanda sobre los cadáveres de dos niños hallados en una maleta comprada en una subasta. Han dado con una mujer que creen que, dada su edad y su dirección, podría ser la madre de los menores. Por ello, habrían solicitado a la Policía de Seúl que confirme si se encuentra en Corea del Sur ya que todo apunta a que este es su paradero, según ha indicado el lunes un oficial de este país.
La mujer en cuestión es una neozelandesa nacida en Corea que habría llegado al país en 2018. Desde entonces, no hay registros de que lo haya abandonado, según informa The Guardian. Sin embargo, se desconoce exactamente dónde está la mujer y la Policía no podrá localizarla a menos que la Interpol emita una orden de arresto, según ha podido saber KBS , una emisora nacional de Corea del Sur.
Por su parte, la Policía de Nueva Zelanda no ha confirmado haber tenido contacto con la Policía de Seúl, pero previamente señaló que trabajan con la Interpol.
El jueves, en una rueda de prensa, el inspector detective de la policía de Nueva Zelanda, Tofilau Faamanuia Vaaelua, explicó que los menores tendrían entre cinco y 10 años cuando murieron y sus cuerpos llevarían dentro de las maletas entre tres y cuatro años.
Aunque no confirmó la identidad de los menores, señaló que tenían familiares viviendo en el país y que quienes encontraron los cuerpos no estaban relacionados con las muertes. Están “comprensiblemente angustiados por el descubrimiento", ha señalado, al tiempo que ha pedido privacidad para ellos.
El hallazgo se produjo el jueves 11 de agosto, cuando una familia en Auckland, que había pujado en una subasta por el contenido entero de un trastero de alquiler, denunció a la Policía de Nueva Zelanda haber encontrado restos humanos en el interior de una maleta.
Cabe destacar que esta una práctica habitual en este país, donde es común que haya trasteros de alquiler abandonados llenos de objetos. Se compra a ciegas y solo se permite ver el contenido cuando se ha cerrado la subasta. Quien sí se percató de lo que ocurría fue uno de los vecinos cuando llegaron con el contenido de la subasta. Trabajó en una funeraria y detectó un “olor desagradable” que identificó rápidamente. “Lo supe de inmediato”, dijo, según informa el medio ‘Newshub’.
Los agentes se personaron en el lugar y, el viernes, recabaron información tras poner todos los objetos que se habían ganado en la subasta en bolsas bajo una carpa que instalaron junto a la vivienda. Desde entonces, la investigación por homicidio continúa.