La visita de Nancy Pelosi a Taiwán desoyendo las advertencias de China, que considera la isla como una parte irrenunciable de su territorio, ha disparado la tensión. El Gobierno de Xi Jinping considera el gesto como un desafío histórico y ha anunciado maniobras con fuego real en las inmediaciones de la isla, al tiempo en que desde Pekín se han apresurado a llamar a consultas al embajador estadounidense. Lo habían advertido con claridad recordando a EEUU que “quien juega con fuego se quema”, pero Nancy Pelosi ha desafiado todas las amenazas y, más allá, ha subrayado que su país no abandonará su compromiso con Taiwán y su posición para defender de una forma inalterable su democracia y las del resto del mundo.
La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que ya ha abandonado Taiwán, ha querido dejarlo “inequívocamente claro”: “No abandonaremos nuestro compromiso con Taiwán y estamos orgullosos de nuestra amistad duradera", ha dicho, justo antes de subrayar la importancia de preservar la diplomacia y la paz.
"Venimos en amistad a Taiwán. Venimos en son de paz por la región (...) entendiendo el valor de la paz y la prevención de conflictos", ha dicho tras reunirse en el palacio presidencial taiwanés con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing Wen, quien ha concedido a Pelosi la condecoración más alta que se puede recibir en la isla: la 'Orden de las Nubes Propicias con Gran Cordón Especial', un "símbolo" de la "preciada amistad" entre Estados Unidos y Taiwán.
Explicando las razones de su visita, la estadounidense ha señalado, a través de un comunicado de la oficina de la presidenta del Congreso, que se debe a tres propósitos: "Uno es la seguridad: seguridad para nuestro pueblo, seguridad global. Dos es la economía: difundir tanta prosperidad como sea posible. Y tres es la gobernabilidad".
Más allá, y en sintonía con todo ello, Pelosi ha aprovechado la visita para ensalzar la forma en que Taiwán ha luchado contra la covid-19 y se ha felicitado por el hecho de que sea “una de las sociedades más libres del mundo”, según sus palabras.
"Esperamos con ansias nuestra conversación sobre cómo podemos trabajar juntos, aprender de ustedes y compartir algunos pensamientos sobre cómo proteger el planeta de la crisis climática (...) Os agradecemos vuestro liderazgo. Queremos que el mundo os reconozca", ha dicho, antes de destacar, por otra parte, la importancia del proyecto de ley sobre chips aprobado por el Congreso estadounidense, ya que presenta "una buena oportunidad para que Estados Unidos y Taiwán cooperen en el campo económico".
De igual modo, ha instado a colaborar en materia de seguridad, asuntos exteriores y gobernabilidad.
La visita de Pelosi a Taiwán ha supuesto toda una declaración de intenciones y un gesto que Taiwán no va a olvidar. En un contexto marcado por las amenazas de China, que ya antes de la visita de la estadounidense había movilizado sus tropas, con tanques en la costa de Fujian, frente al territorio taiwanés, la llegada de un alto cargo de EEUU, algo que no se producía en las últimas dos décadas, es un gesto simbólico profundamente alabado en la región.
La presidenta Tsai, de hecho, ha señalado que Pelosi es “la amiga más fiel de Taiwán”, y ha destacado la importancia del momento.
"Gracias por su visita a Taiwán esta vez, lo que demuestra el sólido apoyo del Congreso de Estados Unidos a nuestro país", ha expresado Tsai a Pelosi, recordando que esta última ya había visitado Taiwán en octubre de 1999.
“Por más de 20 años, Pelosi ha estado prestando atención al desarrollo democrático de Taiwán y ha estado preocupada por la participación internacional de Taiwán, por lo que le gustaría expresar su más sincero agradecimiento", ha dicho Tsai.
El gesto tampoco será olvidado por China, que en las últimas horas ha redoblado su enfado tras asegurar que este gesto tendría respuestas contundentes. Su pretensión de mantener a Taiwán aislado diplomáticamente y su insistencia en reconocerlo como una provincia rebelde que es parte de una única China, lleva a los taiwaneses a temer cada vez más que las amenazas se traduzcan en un ataque.