La unidad dentro de la OTAN, como era de esperar, ha supuesto el enfado fuera de ella. Además de la advertencia del presidente de Rusia, Vladimir Putin, está la de China, la otra amenaza para la Alianza Atlántica.
Y es que a China no le ha gustado que la OTAN la considere un desafío y ha acusado a la Alianza de extender sus tentáculos hacia Asia para expandir la mentalidad de la Guerra Fría en el Pacífico. "La OTAN tiene las manos manchadas de sangre y es el verdadero desafío estratégico para la seguridad mundial", ha llegado a decir el portavoz del Gobierno.
China se opone "firmemente" al nuevo Concepto Estratégico de la OTAN, que considera y denuncia que "ataca y difama maliciosamente a China".
"Treinta años después la OTAN aún continúa con su táctica de crear enemigos y de fomentar la confrontación de bloques (…) Daremos respuestas firmes y decididas a todo acto que socave nuestros intereses", ha afirmado en un comunicado el portavoz de la Misión China ante la Unión Europea.
A pesar de esta postura de China, la palabra OTAN no ha salido de la boca del presidente XI Jinping, que no ha hecho ni una sola mención a la Cumbre en su viaje a Hong Kong para celebrar los 25 años de la recuperación de la isla para la Republica Popular.
Vladimir Putin por su parte continúa ignorando que la OTAN ha señalado a Rusia como una amenaza directa. El presidente ruso se ha limitado a restar importancia a la entrada de Finlandia y de Suecia en la Alianza, aunque ha añadido que reforzará las tropas en esos 1300 kilómetros de frontera.
No obstante, sí considera intolerable que la OTAN arme y apoye a Ucrania, a la que ha vuelto a culpar de la hambruna mundial.