La Policía de la prefectura japonesa de Nara ha admitido fallos de seguridad durante el evento en el que resultó asesinado este viernes el ex primer ministro del país Shinzo Abe, de 67 años, quien recibió varios disparos por la espalda.
Considera que el dispositivo diseñado para el acto político era insuficiente. "Es innegable que se han producido fallos en la seguridad", ha lamentado el jefe de Policía de la prefectura, Tomoaki Onizuka, quien se ha disculpado en público.
Onizuka ha anunciado una investigación del protocolo de seguridad, ha asegurado en rueda de prensa recogida por la agencia oficial de noticias japonesa Kyodo. Los críticos cuestionan por qué Abe se encontraba a pie de calle durante el acto de campaña que protagonizaba y por qué había tan poca seguridad a su alrededor.
El cuerpo de Abe, acompañado por la viuda y destacados políticos, una vez realizada la autopsia en la ciudad de Kashihara, ha sido trasladado a la capital nipona, Tokio, donde ya han comenzado los preparativos para su funeral.
Consternados por el magnicidio, numerosos ciudadanos coinciden en resaltar los méritos de Abe. Sin dar crédito aún a lo ocurrido, una mujer recuerda su labor por la mejora del país. "Y lo que que le quedaba por hacer", asegura otra.
Así que numerosos japoneses acudirán todavía con lágrimas a votar este domingo en las elecciones al Senado, en cuya campaña precisamente encontró la muerte el exmandatario. Prosigue la investigación sobre un asesinato cuyo autor, Yamagami Tetsuya, cree la Policía, habría realizado un exhaustivo seguimiento de los distintos mítines del político antes de acabar con su vida en Nara.
De hecho, una vecina del asesino confeso recuerda haberlo visto nervioso días antes del atentado. A la espera de que se aclaren sus motivos, al parecer, este exmilitar desempleado de 41 años justificó su odio a Abe por el supuesto vínculo de éste con un grupo religioso que arruinó a su madre a base de donaciones.