Las autoridades ucranianas reconocen haber perdido en las últimas horas el control de dos pequeñas poblaciones cercanas a Lisichansk. Las fuerzas rusas cada vez están más cerca de esta estratégica ciudad de la región de Lugansk. Los mandos ucranianos deben decidir si merece la pena seguir resistiendo en varias zonas del este del país donde sus hombres pueden quedar rodeados por el enemigo.
La actividad en el frente no cesa y los golpes se dan por ambos bandos. En la localidad de Marinka, en el Dombás, un tanque ruso bombardea varias viviendas en un paraje de destrucción total. Tras varios disparos demoledores emprende la retirada sin sospechar que, emboscados entre los escombros, hay un grupo de soldado armados con el popular misil Javalín que impacta contra el tanque reduciéndolo a un amasijo de hierro y fuego.
La situación en la otra provincia que forma el Dombás, la de Lugansk, es sin embargo, desesperada para los ucranianos. Resisten básicamente en Lysichiansk, y se enfrentan a un dilema: seguir haciéndolo para no perder del todo este territorio o desistir para no ser rodeados y afrontar un asedio tan devastador como el de Mariúpol.
Los soldados ucranianos están siendo capturados en masa en esta zona. Un grupo de ellos descubren escondido en una trinchera como son cazados por un dron ruso. Los bombardeos de artillería no cesan. Y alcanzan a civiles que necesitan salir en algún momento de sus escondites. Ocho años de guerra civil y cuatro meses de invasión rusa han convertido el Dombás en una tierra baldía.