La noticia corre cerro abajo y la alegría de sacar a un bebé con vida desborda a la población de Recife, la más afectada por las inundaciones que se están registrando en Brasil. Mientras, un hombre se agarra a una ventana porque su vida pende de un hilo.
Los habitantes celebran sacar a otro superviviente porque lo normal es ver la manta blanca cubriendo cadáveres. Los múltiples derrumbes de tierra continuaron cobrándose una gran cantidad de vidas y el tiempo corre en contra del más de medio centenar de desaparecidos.
Suman ya cuatro días sin parar de llover, en la que es la cuarta inundación en lo que va de año en el estado de Pernambuco. Con tanta agua, hemos podido ver cómo se viene abajo también un cerro con construcciones ilegales.
La dimensión de la tragedia se aprecia mejor a vista de dron. En total, nueve ciudades se encuentran en estado de emergencia, anegadas por el agua, que cubre los hospitales donde trasladan a los heridos, y por el lodo. Desesperación en los equipos de rescate, que trabajan día y noche sin descanso.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha sobrevolado este lunes la zona afectada y ha criticado al gobernador de Pernambuco, Paulo Camara, por no haberle consultado la respuesta a estas fuertes lluvias. "Si el gobernador estaba haciendo otra cosa, yo no lo sé. No vamos a politizar esta cuestión", ha declarado Bolsonaro, según recoge el diario Folha de Sao Paulo. Cámara ha solicitado el apoyo de personal de las Fuerzas Armadas, así como de embarcaciones y aeronaves del Ejército brasileño.
Las autoridades han instado a evacuar a 32.000 familias que viven en zonas de riesgo y han ofrecido refugio en instalaciones municipales, mientras que otras han tenido que alojarse en casas de amistades o familiares.
Se trata del mayor desastre natural en los últimos 50 años en el noreste del país carioca.