En condiciones desesperadas, vadeando un río helado por lo que queda de un puente destrozado, una multitud de personas intentaba huir de la guerra. Ancianos, mujeres, niñas y niños, algunos heridos o con muletas, se alejan de una de las zonas más castigadas por los ataques rusos. No muy lejos de ese punto una familia se veía obligada a recoger sus cosas y salir de su casa a la carrera. Otros muchos han aprovechado los corredores humanitarios para escapar del país invadido y en guerra.
La invasión rusa ya ha provocado el drama humano de más de 2 millones de refugiados. Casi quinientos civiles han muerto ya en esta guerra.
Las bombas de Putin se han ensañado con una ciudad próxima a la frontera rusa, Sumy, donde una veintena de personas ha perdido la vida. Hay, al menos, dos menores entre las víctimas. Las tropas ucranianas, con las armas enviadas por España y los demás países de la OTAN, plantan cara al enemigo con dureza.
El presidente Zelenski ha multiplicado sus apariciones públicas en las últimas horas. Grabándose él mismo con el móvil se ha dirigido a los ucranianos desde el interior de un edificio en Kiev, y también desde la calle horas después. Intenta demostrar que no tiene miedo de las decenas de mercenarios rusos que lo buscan en estos momentos. Zelenski ha insistido en pedir una zona de exclusión aérea en su país, a pesar del riesgo de que eso desencadene una guerra mundial y nuclear.