Desde que abdicó al trono el 2 de junio de 2014, la vida de Juan Carlos I ha cambiado y evolucionado, estando eso sí, marcada por una serie de eventos que han mantenido su figura en el foco de la opinión pública. Aunque ya no es el monarca vigente de España, su rol como rey emérito sigue siendo relevante, tanto por su legado histórico como por las controversias que han seguido seguido surgiendo en torno a su figura. Repasamos cómo ha sido la vida de Juan Carlos I desde su abdicación, incluyendo su residencia, actividades, y los problemas legales y de imagen que ha ido encontrando.
Inicialmente, tras su abdicación, Juan Carlos I continuó residiendo en el Palacio de la Zarzuela, la misma residencia oficial que compartió con su familia durante su reinado. Sin embargo, esta situación cambió seis años después, en agosto de 2020, cuando decidió trasladarse a vivir fuera de España en medio de una creciente presión mediática y judicial.
De esta forma, Juan Carlos I se trasladó a Abu Dabi, en Emiratos Árabes Unidos. Esta decisión se tomó en un contexto de intensas investigaciones sobre su patrimonio y presuntos negocios irregulares. En este nuevo territorio, el rey emérito ha encontrado un refugio alejado del escrutinio constante de los medios españoles, aunque su presencia en el extranjero no ha pasado en absoluto desapercibida. Se ha informado que reside en una lujosa villa, y disfruta de una vida relativamente discreta, aunque sigue bajo la constante vigilancia de los medios y las autoridades españolas.
La salud de Juan Carlos I ya era un problema antes de su abdicación, y tras ella ha seguido siendo una preocupación constante. A lo largo de los años, el monarca ha sufrido múltiples problemas médicos, incluyendo operaciones de cadera, rodilla y corazón. En su retiro, el rey emérito ha seguido bajo escrutinio médico continuo, y se han reportado viajes a clínicas especializadas para chequeos y tratamientos. Aunque se ha especulado sobre el posible deterioro de su salud, Juan Carlos I ha aparecido en público ocasionalmente, desmintiendo rumores sobre su estado físico.
Además, y a pesar de su exilio, Juan Carlos I ha mantenido una vida social activa en la medida de lo posible. Ha recibido visitas de familiares y amigos cercanos, y ha participado en actividades de ocio, como la navegación, que ha sido una de sus pasiones de toda la vida. Sin embargo, su vida social ha sido mucho más reservada comparada con sus años como rey, y se ha centrado más en mantener lazos personales que en participar en eventos públicos.
Desde su abdicación, Juan Carlos I ha estado bajo la lupa en varias investigaciones judiciales. Entre las más destacadas están las relacionadas con las comisiones por la adjudicación del AVE a La Meca, y por la existencia de cuentas no declaradas en Suiza. Estas investigaciones han sido un foco constante de ruido y han seguido deteriorando la imagen tanto del propio emérito, como de la monarquía española.
La repercusión mediática de estas investigaciones ha sido elevada. Las revelaciones sobre sus finanzas y presuntos negocios opacos han alimentado un debate nacional sobre la transparencia y la moralidad de la monarquía. Las noticias sobre sus cuentas y regalos millonarios han erosionado su legado y han planteado preguntas sobre la sostenibilidad de la monarquía en una España moderna y democrática.
La relación entre Juan Carlos I y su hijo, el rey Felipe VI, ha sido objeto de especulaciones. Felipe VI ha tomado medidas para distanciar su reinado de las controversias asociadas a su padre, incluyendo la renuncia a la herencia personal que pudiera derivar de Juan Carlos y la eliminación de la asignación del emérito del presupuesto de la Casa Real. A pesar de estas medidas, se ha informado que mantienen una relación cercana, aunque marcada por las circunstancias difíciles que rodean a ambas figuras.
Durante su tiempo viviendo en Abu Dabi Juan Carlos I ha recibido visitas de sus hijas, la infanta Elena y la infanta Cristina, y se mantiene en contacto con otros miembros de la familia. Su vida familiar, aunque evidentemente ha quedado afectada por la distancia y las circunstancias, sigue siendo un aspecto importante que complementa su vida cotidiana.
La vida de Juan Carlos I tras su abdicación está siendo compleja y continua estando marcada por la transición de pasar de ser un monarca activo, a una figura retirada y rodeada de cierta controversia. Su traslado a Abu Dabi, las investigaciones judiciales y la necesidad de distanciarse de la vida pública han redefinido su rol en la historia contemporánea de España. Mientras que algunos lo recuerdan por su papel crucial en la transición democrática, otros lo critican por los escándalos que han oscurecido su legado.