La abdicación de Juan Carlos I en junio de 2014 fue un acontecimiento histórico que sorprendió a muchos, pero que había sido cuidadosamente planificado durante los meses previos. La decisión de abdicar no solo marcó el fin de un reinado de casi 39 años, sino que también reflejó una serie de factores políticos, personales y sociales que llevaron a esta situación. Estos fueron los detalles y los preparativos secretos que rodearon este proceso.
Durante los últimos años del reinado de Juan Carlos I, la monarquía española se enfrentó a una serie de escándalos que erosionaron significativamente su imagen pública. Entre estos, destacó el caso de corrupción que involucraba a Iñaki Urdangarín, esposo de la infanta Cristina, y no podemos olvidar el accidente del rey en Botsuana durante una cacería en plena crisis económica, estando además acompañado por Corinna Larsen. Estos incidentes no solo afectaron la reputación del monarca, sino que también desencadenaron una crisis de confianza en la institución monárquica en su totalidad.
Desde 2013, se habían intensificado las presiones tanto internas como externas para que Juan Carlos I considerara la abdicación. Su salud deteriorada, sumada a la creciente percepción pública de que su tiempo había pasado, empujaron a la Casa Real a evaluar seriamente esta posibilidad. Rafael Spottorno, jefe de la Casa del Rey, fue uno de los principales arquitectos detrás de los preparativos de la abdicación, trabajando en estrecha colaboración con el gobierno de Mariano Rajoy.
La planificación de la abdicación fue llevada a cabo en el más estricto secreto. Se creó un reducido grupo de confianza que incluía a altos funcionarios de la Casa Real y del gobierno, encargados de diseñar la estrategia y manejar la estrategia de comunicación de manera discreta. Este grupo trabajó durante más de un año para asegurarse de que todos los aspectos legales y ceremoniales estuvieran bien cubiertos.
Uno de los retos más importantes más importantes que encontraron fue asegurarse de la aprobación de la Ley Orgánica necesaria para hacer efectiva la abdicación, tal como lo exige la Constitución Española. Esto implicaba delicadas negociaciones políticas para garantizar que el Parlamento aprobara la ley sin contratiempos. Además, se debía tener en consideración la cuestión de la inmunidad del rey emérito, un tema cuanto menos controvertido que se decidió abordar en una segunda ley orgánica después ya de la proclamación de Felipe VI.
La gestión de la comunicación fue crucial para el éxito del proceso. El anuncio oficial se hizo el 2 de junio de 2014, pero antes de eso, Juan Carlos I se tomó el tiempo de informar personalmente a varios líderes políticos, presidentes regionales, y jefes de estado extranjeros. Esta estrategia tenía como objetivo preparar el terreno y minimizar el impacto negativo de la noticia. Solo 17 días después de la abdicación, Felipe VI fue proclamado rey de España, marcando así el inicio de una nueva era para la monarquía española.
El 19 de junio de 2014, Felipe VI fue proclamado rey en una ceremonia que simbolizó tanto la continuidad como la renovación. Desde su ascensión, Felipe VI se ha tenido que enfrentar a numerosos desafíos, incluyendo la crisis en Cataluña y las investigaciones sobre el patrimonio de su padre. Por ello, su reinado ha estado marcado por el esfuerzo constante por modernizar y acercar la monarquía al pueblo, alejándose en la medida de lo posible de todos los escándalos que habían afectado a su predecesor .