Esperanza, diagnosticada del Síndrome de Piernas Inquietas dos décadas tarde: “Me mandaron a todos los especialistas menos al neurólogo”

Esperanza López Maqueira es vecina de Meis, Pontevedra y, fiel a su nombre, conserva a sus 71 años la esperanza de conseguir que los pacientes que como ella sufren el Síndrome de Piernas Inquietas “sean diagnosticados a la primera”.

Esta enfermedad afecta en España a unos dos millones de personas, que sufren muchísimo al no poder descansar ni de día ni de noche, debido a la aparición de una sensación molesta en las piernas que les obliga a moverlas.

Esta gallega, vicepresidenta en la actualidad de la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (Aespi), empezó a sufrir los primeros síntomas de su enfermedad a la edad de 20 años, cuando se quedó embarazada, pero no se la diagnosticaron hasta los 45: “Me mandaron a todos los especialistas, menos al neurólogo”, explica, lo que supuso estar 25 años sin recibir un tratamiento adecuado, algo contra lo que lucha ahora desde la entidad que representa.

“Cuando te relajas, ahí empieza”

Esperanza define su dolencia como “un sin vivir”, y lo argumenta: “Este síndrome te incapacita porque no te deja descansar ni dormir, y estás todo el día que te caes”.

“Cuando te relajas, ahí empieza, y te tienes que levantar”, añade. También explica que se puede dar en cualquier parte del cuerpo, aunque lo más común y lo que le da nombre al síntoma es que aparezca en las piernas.

Este síndrome te incapacita porque no te deja descansar ni dormir, y estás todo el día que te caes

Caminar, yoga, pilates o natación son las actividades que esta madre de tres hijos recomienda para sobrellevar la enfermedad, lo que, unido a la medicación (la misma que para el Parkinson en dosis reducidas), permiten llevar una vida más o menos normal.

“El demonio que me despierta cuando duermo”

La vicepresidenta de Aespi confiesa que no es sencillo diagnosticar la enfermedad porque “ni el mismo paciente sabe describir lo que le sucede cuando llega por primera vez al médico: no sabe lo que tiene ni sabe explicarlo”, concisa Esperanza, y añade que el profesional sanitario “si no tiene la bombilla puesta no se entera”, aclara.

Para ayudar en esta labor de diagnóstico precoz de la enfermedad (ya que los síntomas se agravan cuanto más se tarda en detectarla) la pontevedresa ha escrito un libro: ‘El demonio que me despierta cuando duermo’, un decálogo que se puede descargar gratis en Internet y que ayuda a entender lo que le sucede al organismo cuando se padece este síndrome también llamado de Willis-Ekbom.

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