El norte de Portugal, asolado por las llamas, no es el único territorio de la Península Ibérica que mira al cielo esperando un cambio de tiempo que traiga lluvias abundantes. Galicia registra cuatro incendios, todavía sin controlar, (los más graves en Ourense), que suman más de 300 hectáreas arrasadas en total, y que hay que añadir a las más de 620 hectáreas que han ardido en los montes de la provincia en lo que va de septiembre: cuatro veces más de lo que se quemó entre junio y agosto (171 hectáreas).
El municipio ourensano de A Gudiña sufre dos fuegos en las parroquias de Pentes --estabilizado-- y Barxa --activo--, que queman 200 y 90 hectáreas, respectivamente.
El último en declararse en la comunidad fue el del municipio de Chandrexa de Queixa (Ourense), parroquia de Requeixo, pasadas las 20:00 horas del pasado martes. Quema más de 20 hectáreas, y en las tareas de extinción participan dos aviones, 11 brigadas y cinco motobombas, entre otros.
Pero la de Ourense no es la única provincia gallega afectada por las llamas. En el municipio pontevedrés de Cerdedo-Cotobade, está estabilizado el incendio declarado en la parroquia de Aguasantas, que afecta a una superficie de 20 hectáreas. Trabajan cinco aviones y seis helicópteros, entre otros medios.
El fuego de mayor superficie quemada es el de la parroquia de Pentes, en A Gudiña, que arrasa 200 hectáreas, si bien "evoluciona favorablemente", según la Consellería do Medio Rural. Se han movilizado 10 helicópteros, ocho aviones, 26 brigadas y 12 motobombas, entre otros.
Las altas temperaturas de estos días, junto con la ausencia de lluvias y el viento desfavorable, han aumentado el riesgo de incendio en toda la comunidad, especialmente en las provincias de Pontevedra y Ourense, donde el riesgo es extremo y muy alto por el tiempo registrado estos días.
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