La tragedia se extiende en Portugal a medida en que lo hacen los incendios que asolan al país. Las llamas ya dejan siete víctimas mortales, –tres de ellas bomberos que luchaban contra el fuego–, más de 40 heridos y cerca de un centenar de evacuados.

La voracidad del incendio ha encontrado el cóctel perfecto en una zona poblada por enormes extensiones de bosques de eucaliptos, altamente inflamables. Los focos de los fuegos coinciden con los lugares donde hay plantaciones del conocido como ‘árbol de la discordia’. Aunque genera beneficios económicos, cuando el fuego llega al eucalipto el incendio es como una explosión, y en esta ocasión además ha encontrado en los fuertes vientos y las altas temperaturas las condiciones para dar lugar a una situación definitivamente desoladora.

El fuego ha golpeado especialmente la zona centro y en menor medida el norte de Portugal, arrasando en unos días tanto terreno como el que ya había sido consumido en lo que va de año. El Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera (IPMA) ha informado de que son más de cien las localidades en peligro máximo de incendio, siendo Aveiro, al sur de Oporto, una de las regiones más afectadas.

No en vano, lo vivido este lunes tanto allí como en el distrito de Viseu no se veía desde 2001, mientras que esta madrugada más de 5.000 personas han estado luchando con 107 focos activos.

En Aveiro el humo cubre por completo la localidad, una de las más castigadas por la propagación de las llamas. Desde el aire, la imagen retrata el drama. Solo allí se han quemado más de 10.000 hectáreas, mientras los vecinos han tenido que huir viendo cómo sus casas han quedado envueltas entre las llamas.

Con calderos de agua y mangueras, algunos han tratado de apagar el fuego, incapaces ante la virulencia del fuego, que ha avanzando consumiendo todo lo que ha encontrado a su paso.

En imágenes grabadas desde los lugares afectados, las escenas sobrecogen. A algunos les ha pillado por sorpresa: “Estamos con mucho muido. Algunos perdieron todo lo que tenían”, señala una afectada ante nuestras cámaras.

Los focos activos, más de un centenar en todo el país, han obligado a cortar numerosas carreteras y seis autopistas. También se han cancelado clases y algunas poblaciones han tenido que ser evacuadas.

Mientras, los bomberos trabajan contra reloj para tratar de frenar el avance del fuego. Hay más de 5.000 efectivos trabajando en la extinción de unas llamas avivadas por las altas temperaturas, la baja humedad y el fuerte viento.

Paralelamente, ya hay cinco personas detenidas por estar presuntamente vinculadas a estos incendios.

La última de detención ha tenido lugar este lunes, la de una mujer de 47 años a la que se acusa de haber iniciado diferentes incendios los días 12, 13, 15 y 16 de septiembre en las localidades de Sebal y Condeixa-a-Nova, en Coímbra.

La falta de medios para hacer frente al fuego es la principal queja de las autoridades locales. Las representantes de las localidades más afectadas se reúnen este martes en Aveiro con funcionarios del Gobierno central encabezado por el ministro de Cohesión Territorial, Manuel Castro Almeida.

"No nos vamos a quedar en Lisboa esperando, no es el momento de abandonar", ha dicho Almeida, quien se ha comprometido, en nombre del Gobierno, a encontrar con "urgencia" respuesta a esta crisis.

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